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Un insecto devora los pinos tras los incendios o en épocas de sequía Más de 3 millones para restauración forestal en varias provincias Los cetáceos no duermen durante su primer mes de vida

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León

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Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela estudian una especie de insecto que destruye los pinares. Se trata de ejemplares de difícil localización, los escolítidos, que se introducen en la corteza de los pinos después de los incendios o en situación de sequía realizando perforaciones que acaban con la vida del árbol. Los científicos tratan de determinar cuáles son los enemigos naturales del insecto y la forma de combatirlos utilizando estrategias de control eficaces y respetuosas con el medio ambiente. Para ello, estudian el uso de «kairomonas», sustancias químicas que al ser emitidas por los insectos atraen a parásitos que los atacan. Se cree que pueden ser producidas por la planta y, tras ser ingeridas por los escolítidos, favorecerían la llegada de esos parásitos. La Consejería de Medio Ambiente ha concedido una subvención de 3,25 millones de euros para la repoblación forestal de 1.399 hectáreas. Las actuaciones se llevarán a cabo en Hoyo de Pinares, Arévalo y Piedrahita (Ávila), Calaveras de Arriba (León), Dueñas y otras 19 localidades más (Palencia) y Fresno de Cantespino y tres más (Segovia). Además de los trabajos de repoblación se incluyen actuaciones complementarias de ayuda a la regeneración, mejora de pistas, cortafuegos y cerramiento de rodales, todas ellas enmarcadas en el Plan Forestal de Castilla y León que contempla para este año la repoblación de 17.000 nuevas hectáreas. Según se recoge en un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California, las orcas y delfines pasan junto a sus madres el primer mes de vida sin dormir, una conducta especialmente sorprendente si se tiene en cuenta que el sueño es esencial para el crecimiento y el desarrollo de los seres vivos. Los científicos analizaron el comportamiento de ejemplares de cetáceos cautivos y sus crías durante los cinco meses siguientes al parto. Mientras sus madres descansaban entre cinco y ocho horas diarias sobre la superficie o en el fondo de la piscina, las crías salían a respirar cada treinta segundos y estaban atentas a sus madres.

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