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Publicado por
RAFAEL TORRES
León

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LAS COSAS BUENAS son buenas a condición de que lo sean de verdad. Así, por ejemplo, la unidad de España es algo magnífico si esa unidad es real, si nace de un sentimiento general de adhesión y de fraternidad, si se articula mediante unas normas que, lejos de forzar o violentar ese sentimiento compartido, le dan satisfacción. Si, por el contrario, ese sentimiento no existe pero se pretende que exista, está claro que no hay otra solución que crearlo, que construirlo como se construyen los vínculos humanos y políticos sólidos, esto es, mediante la razón, la cortesía, el diálogo, la simpatía, el afecto, el desarrollo de las afinidades, la acción conjunta, la generosidad, el respeto mutuo y la sumisión de todos, en fin, a las leyes básicas de la democracia y la civilidad. O sea, todo lo contrario de lo que hacen muchos de los que creen defender la unidad de España mediante el insulto, la descalificación y las amenazas hacia quienes, por las razones que fuere, no están tan convencidos de esa unidad. Unidad es quererse, llevarse bien, admirarse, congeniar, compadecerse en sentido estricto, confiar, creer, reconocerse, necesitarse, sentir orgullo por la historia común e ilusión por el futuro conjunto, pero todo eso es o no es, se da o no se da, pues no basta con imponerlo ni con falsificarlo. En el caso de España, la patria que quisiéramos común, la cuestión es compleja, para qué nos vamos a engañar: sin necesidad de remontarnos a sucesos más pretéritos (romanización irregular e incompleta de la Península, Reconquista erradicadora, expulsión de judíos y moriscos españoles, guerras de sucesión, guerras civiles del XIX...), hallamos el mayor obstáculo para consolidar realmente no sólo nuestra unidad, sino la propia condición del Estado, en el patricidio franquista. En efecto; Franco y sus secuaces, que fueron bastantes, liquidaron España apropiándosela ominosamente, y el resultado de ese despojo se hizo aborrecible, así como sus mitos y sus símbolos, a muchos españoles. ¿Tiene esto solución? La tiene si reconocemos que se necesita y nos esforzamos en encontrarla. Sin insultos. Sin guirigay. Sin buenos ni malos. Sin vencedores ni vencidos. Sin truculencias aznaristas. Despejados. Valientes. Tranquilos. Hallar solución es el gran proyecto que puede unirnos.

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