El sínodo admite la escasez de curas pero reafirma el celibato

El sínodo de obispos sobre la eucaristía que se celebra este mes en Roma ha atravesado su ecuador. Tras dos semanas de intervenciones y debates en los que se ha hablado de todo, el relator general de la asamblea, el cardenal Angelo Scola, resumió ayer en 17 páginas las principales ideas puestas sobre la mesa. Esta síntesis cita los puntos más delicados y deja entrever cuál será la respuesta a algunos de ellos. La síntesis de las intervenciones y reflexiones de los debates libres admite que la Iglesia afronta «dificultades objetivas» y una «preocupante escasez de sacerdotes». En este sentido ha sido abordada la idea de ordenar fieles casados, con voces de oposición que apuntan a un rechazo de esta alternativa, y la propuesta de una mejor distribución del clero. También ha salido el asunto del celibato de los curas, aunque sólo sea para volver a reafirmar su validez, con testimonios de miembros de las iglesias orientales, que admiten sacerdotes casados y han apuntado los problemas que generan, más que nada de orden práctico.