Unos 600 pendonistas de 40 pueblos e integrantes de los grupos regionales partieron de León rumbo a Bilbao en el mítico Tren Hullero de Feve para participar en esta fiesta.
La primera cita una misa en la catedral vieja (también conocida como la iglesia de San Nicolás, frente al teatro Arriaga) oficiada por un sacerdote nacido en Matanza de los Oteros.
El presidente de la Diputacuión de León, Javier García-Prieto, presidió la delegación leonesa, en la que también estuvieron presentes los miembros de la corporación de todos los partidos políticos.
El objetivo de este encuentro es el de exaltar con la muestra más genuina del folkore de la provincia el 75 aniversario del Hogar Leonés en el Bocho.
La suave brisa de un día radiante en la capital vizcaína permitió que los estandartes lucieran en todo su esplendor.
Tamboril y dulzaina, acompañaron las voces de los grupos regionales con canciones de misa típicamente leonesa, donde no faltó una ofrenda a la Virgen del Camino y su himno.
Los gestos de sorpresa se sucedieron entre los atónitos viandantes. «¡Vaya palo más grande, ¿no?!, exclamó un joven al comprobar la dimensión de los pendones.
Como en toda fiesta que se precie, la música tradicional y los bailes folclóricos no podían faltar.
A falta de prados, la muestra de lucha leonesa se realizó sobre el caucho que se instala en los parques. Cadriladas, boleos y medianas en un combate entre desiguales: 98 kilos, frente a 60 (José J. Novoa y Alberto Marquieri).
«Es lo que me faltaba en Bilbao, ¡un gallo!», exclamó el alcalde de la capital vizcaína cuando recibió una réplica del gallo de San Isidoro de manos del presidente de la Diputación, García-Prieto.