Diario de León

Libros, neumáticos o teléfonos móviles sirven para hacer carreteras y revestimientos

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T. Gómez - león
León

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Cada vez son más las personas que se benefician de las nuevas técnicas de reciclaje de basura, ya sea en forma de papel mezclado con el asfalto para construir carreteras o de neumáticos triturados combinados con resinas de poliuretano para fabricar distintos revestimientos como pistas de atletismo. Empresas como la británica Charles Lawrence Surfaces tienen su propia división de reciclaje para asegurarse una buena materia prima. Esta empresa construyó la primera pista sintética de atletismo en 1976, y todavía está en uso gracias en gran medida al material del que está hecha. No muy lejos de ella hay otra planta de reciclaje, Tarmac Central, que mezcla asfalto con libros viejos, reducidos a pasta de papel, para construir una cubierta bituminosa que forma parte de la capa asfáltica de la autopista de peaje M6 que va del centro al norte de Inglaterra. Según ha afirmado su director general, Richard Beal, «los libros reciclados mejoran la adherencia del asfalto al hormigón. En la autopista M6 hemos utilizado 2,5 millones de libros y nuestro departamento técnico ha demostrado que la celulosa reciclada es el mejor estabilizante de este tipo de revestimiento». Otra empresa que utiliza materiales reciclados, aunque bastante más bonitos, es Smile Plastics. Con productos tan diversos como revistas, envoltorios e incluso discos compactos ilegales confiscados, fabrica revestimientos para suelos y muebles. Uno de los productos de la compañía es un nuevo laminado plástico de 10 milímetros de grosor para mesas, estanterías y paneles, hecho de los plásticos de los teléfonos móviles, sin resinas ni otros aditivos. Si tenemos en cuenta que cada año se tiran en el Reino Unido 15 millones de móviles, con esta iniciativa se contribuyen de manera importante a evitar los residuos contaminantes. Otro de los materiales reciclados en la planta son las botas de goma que utilizan los niños y que enseguida se quedan pequeñas. Con sus restos se fabrican paneles flexibles ideales para revestimiento de mesas y mostradores de los bares o alfombrillas impermeables para baños y cocinas, pero también para cuadros. Muchos de ellos van a parar a las escuelas. Desde la empresa se afirma que «los colores brillantes y atractivos de estos laminados plásticos refuerzan el mensaje ecológico del reciclaje. Si queremos que la gente se preocupe más de la conservación, tenemos que hablarles a los niños en la escuela».

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