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CRÉMER CONTRA CRÉMER

El defensor del común

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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ME ATRAE MUCHO MÁS EL TÍTULO de «Defensor del Común» que el de «Procurador del Común». Y no se trata de ninguna inclinación jurídica, política o cultural. Sencillamente es que yo me siento miembro del «común de vecinos» es decir de las gentes humildes e intituladas, siempre tan dejadas de la mano de los demás hombres, incluso de aquellos que fueran destinados precisamente para la más completa defensa de los indefensos, que nos parece indispensable en el organigrama social del lugar donde resido, la existencia de un ángel tutelar que vele por nosotros. Lo de Procurador me suena a nombramiento político en cumplimiento de unos estatutos, de unos reglamentos, de una utilidad pública legalmente reconocida por los estamentos superiores. Lo que no quita que se llame como se llame, la institución del defensor, del procurador ángel tutelar resulta una fórmula loable de dotar a la sociedad de un «Defensor del Común». A la hora del reparto de trabajos y representaciones, la Junta de Castilla y de León tuvo la generosidad de distinguir a León con la capitalidad autonómica del «Defensor del Común». A la hora del reparto de trabajos y representaciones, la Junta de Castilla y León tuvo la generosidad de distinguir a León con la capitalidad autonómica del Defensor o Procurador del Común. Y durante el plazo establecido por la ley, le fue otorgado el cargo a don Manuel García Álvarez, sin duda un verdadero acierto, por cuanto su actuación al frente de la institución ha sido un prolongado examen de las carencias de la autonomía y una demostración de lo que se puede y debe hacer con serenidad, conocimiento y equidad. Cuando se planteó la necesidad orgánica de cambiar de dirección y de director, al cabo de análisis cuidadosos, en los cuales intervinieron representaciones de León y de Valladolid, se concertó el nombramiento, para sustituir al cesante, una de las figuras más relevantes de la nómina jurídica de León, el Excelentísimo Señor Don Javier Amoedo Conde, un vigués de biografía profesional brillante y de talante humano tan singular que se impuso en el ámbito de su incumbencia profesional como un ejemplar motivo de satisfacción de carácter general. Su biografía es amplia y generosa y los medios de comunicación dedicados y obligados al menester de hacer su presentación en sociedad han proporcionado datos importantes que nos ayudan a componer su perfil: le nacieron en Vigo, y actuó como abogado fiscal en Barcelona, desde donde fue trasladado a León, a su Audiencia Provincial, donde alcanzó la jefatura. Como añadidura ilustre cabe subrayar que dictó lecciones magistrales en la Universidad y consiguió imponer su estilo como fiscal jefe de la Audiencia de León. Y aquí quede nuestro reconocimiento para Don Manuel García Álvarez, por su impecable función como Defensor del Común y la seguridad de acierto en cuanto le sea obligado intervenir a su sucesor, Don Javier Amoedo Conde. León, dicho sea en honor de una verdad obligada, necesita hombres tan decisivos como este nuevo defensor. Y no porque nos sintamos desprotegidos, sino porque componemos un núcleo social difícil, complicado, que necesita ser entendido y tutelado, a fin de que no se nos subleven los malos genios de la raza. Y esperamos, confiamos, estamos seguros de que el nuevo cuidador de la manada leonesa, sabrá corresponder al cariño, a la admiración y a la esperanza que en él depositamos. ¡Bienvenido, señor a este pueblo, tan necesitado de paladines, sean o no históricos. Que no de ruinas gloriosas solamente viven los pueblos!

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