Tecnología vía satélite permite espiar el comportamiento del oso panda

La escasa tasa reproductora del panda gigante, debido a los desórdenes fisiológicos que provocan la esterilidad del 90% de los machos y el 80% de las hembras es uno de los factores, junto a la destrucción del hábitat, que están llevando a la especie a estar en peligro de extinción. Sólo en la provincia de Sichuan, al suroeste de China, en la que vive el 76% de la población de pandas, se han talado en treinta años más de la cuarta parte de los bosques en beneficio de la agricultura y la ganadería. Para evitar su desaparición, un grupo de científicos estadounidenses ha puesto en marcha un proyecto que se desarrollará durante tres años y cuenta con un presupuesto que supera los 500.000 euros, cuya finalidad es observar el comportamiento de la especie y descubrir sus hábitos reproductores. La iniciativa se llevará a cabo en la reserva china de Foping y consistirá en la colocación de un sistema GPS a varios ejemplares con el que podrán seguirse sus movimientos a lo largo del año y sus cambios de comportamiento dependiendo del entorno en el que estén. El panda gigante es una especie solitaria que pasa gran parte del año en zonas montañosas húmedas de entre 1.500 y 3.000 metros de altura con densos bosques de bambú y coníferas, en los que la luz es escasa. Por eso, la observación tradicional se hace prácticamente imposible y hay que recurrir a la tecnología vía satélite. Durante los últimos años, los científicos chinos han redoblado sus esfuerzos conservacionistas para evitar la pérdida de uno de sus símbolos nacionales. Además de lograr la reproducción mediante inseminación artificial y aumentar la tasa de nacimiento y supervivencia de los cachorros que viven en cautividad, han puesto en marcha actuaciones originales para incentivar su escaso apetito sexual como el uso de vídeos de pandas copulando, la administración de Viagra o el suministro de juguetes para estimular su afectividad. Por otra parte, en las cuatro últimas décadas se han reforestado 3,5 millones de hectáreas arboladas y protegido más de 40 espacios naturales (unos dos millones de hectáreas), y se ha solicitado a la ONU que convierta en patrimonio mundial el hábitat natural del oso panda de la provincia de Sichuan. Además, la Reserva de Wolong (Sichuan), que tiene 200.000 hectáreas de superficie en las que viven 76 ejemplares, dispone desde hace unas semanas de una red digitalizada de telecomunicaciones que permitirá controlar el hábitat y que los investigadores procesen en tiempo real información sobre los osos y observar a los cachorros sin desplazarse hasta allí. Crecimiento poblacional El oso panda es un plantígrado de complexión robusta que puede alcanzar hasta 1,80 metros de longitud y pesar unos 130 kilos. Aunque se creía que su dieta se reducía sólo a bambú, se ha podido comprobar que también ingiere hierbas, peces y pequeños roedores. Las especiales características de su aparato digestivo permiten que sólo pueda asimilar la quinta parte de lo que ingiere, por lo que necesita estar comiendo durante diez o doce horas para quedar satisfecho, lo que le deja poco tiempo para reproducirse. Los esfuerzos chinos han empezado a dar resultado y según el censo realizado en el año 2004 por la Administración Forestal Estatal y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la especie ha experimentado desde el 2000 un crecimiento superior al 50%, pasando de 1.100 a unos 1.700 individuos. De ellos, cerca de 1.600 están en libertad o en las reservas de Shaanxi, Gansu y Sichuan, las tres provincias enclavadas en el suroeste de China, abundantes en bosques de bambú.