Diario de León

El paisanaje

De pueblo, y gracias

Publicado por
Antonio Núñez
León

Creado:

Actualizado:

CATALUÑA es una nación sin estado y sólo con estatut, que es como meter todo el cerdo en una butifarra. En el País Vasco dicen también que son una nación queso en porciones dividida en varios estados, a saber, Santurce, Pamplona, Andorra, España y Francia, sin que medie entre ellos más diferencia que la que pueda darse entre «El caserío» y «La vaca que ríe». Y tampoco les falta razón, porque es la leche a cuatro patas cuando se ponen a mugir las vacas nacionalistas. Y en Galicia es probable que para los próximos meses asistamos al descubrimiento del percebe de gaita de fuelle, pero en acuático, habida cuenta de que el capón de Villalba ya no manda un carallo, con permiso de don Manoliño Fraga. Es posible que todavía florezcan por otros lares defensores de la patria a porrillo. En Baleares, por ejemplo, los famosos honderos, que ya en tiempos de los romanos espantaban a los turistas a pedradas, como hasta hace poco con el impuesto ecológico. O moros en Andalucía, donde Anguita con turbante sería lo más parecido a Iznogud, el primer ministro en TBO del califa de Bagdad, que, por lo demás, se parecía al pachá Gil en Marbella, por lo menos en arrobas, cambiadas las tinajas donde se escondía el botin por despachos oficiales, ya descontados Juan Guerrra y el Algarrobo, que han quedado anticuados por demasiado honraos . Eso ha pasado a la historia. O en Extremadura como Ibarra, terrateniente terror de la Duquesa de Alba, que como un Temprenanillo por lo moderno, a los ricos expropia y a los pobres avasalla a impuestos. O no digamos ya de La Mancha, donde Bono, pobre Quijote sociata, confundió a Zapatero con un molinillo de viento. Así le va con los helicópteros en Afganistan. Al calor de la lumbre familiar del invierno que se avecina uno, que modestamente es sólo de La Bañeza, preguntó el otro día de cumplido al único pariente medio abuelo que le queda por aquellos andurriales: «¿Oiga, nosotros qué somos: nación, comunidad familiar autónoma, cosmopolitas o sólo parroquianos?». A lo que el viejo, con muy buen juicio, respondió: «hijo, tú como todos aquí eres un culo de mal asiento, porque tu bisabuelo era de Orense y trajo a su mujer de Valencia cuando la mili, tienes una abuela de La Cabrera y la otra de la Valduerna, los demás emigraron a Brasil o Argentina, y algunos sólo llegaron hasta Benavente -les falló la brújula- y tú mismo, cuando no llueve, vas de pendón a la Virgen de Castrotierra. ¿Qué quieres que te diga?». Luego, liando el cigarro y la madeja de la conversadera -en mi familia todavía se fuma hasta los cien años o más, como el difunto compadre Compay Segundo a pesar de Fidel- todavía me atreví a preguntar: «¿Entonces, si Maragall es catalán y europeo, nosotros somos ciudadanos del mundo?». A lo que me respondieron con un animoso «no, hijo; eres más de pueblo que las amapolas, pero a mucha honra». Así empezó a quitárseme la depresión este otoño en la casa solariega, a mayores de la gripe aviar, que tumban no vea usted cómo. Ahora, subido en el palo de la bandera de la familia, como las gallinas con txapela de Ibarretxe y los bigotes con barretina de Maragall, proclamo también orgullosamente mi independencia. Ellos no tendrán estado, pero yo soy un revolucionario sans culottes , sin nada que perder, así que, si ellos toman La Moncloa, como Napoleón -con Zapatero es fácil- yo qué menos que coger La Bastilla, pero en minúscula, según ha dicho con retintín mi señora para darme ánimos. A los de mi quinta ya ni nos abruman los problemas de España ni la copa de Europa. Incluso nos da igual que a intelectuales como Fernando Alonso, premio Principe de Asturias, le ponga o no una multa de tráfico la Guardia Civil cuando pasa los túneles del Pajares. Allá cada cual con su oficio y la forma de ganarse la vida. Hay quien se lo toma deportivamente y quien no, y también optimistas que dicen que lo importante es participar. Incluso los domingos he dejado de ir al fútbol. No por la Cultural, que nunca ha merecido la pena, sino por prescripción del psicólogo de cabecera, que es un peluquero culé de toda la vida que pasa consulta en El Crucero en plan terapia de grupo con hora y lista de espera, como en la Seguridad Social. Tiene las fotografías del Barça como un psiquiatra podría tener enmarcado a Freud o Marcuse, el de quítate la represión y la cosa sexual a lo loco, mientras no te denuncien la policía o las feministas del lunes sin sol frente a la Casa de Botines si no quieres parar el martes a la sombra. «Cuídate o acabarás blaugrana», dijo el pelucas en un diagnóstico teorético, psicoanalítico y socio-político-sexual dificil de mejorar: «los hay que dan, los hay que toman, y los hay que somos del Barcelona». El otro día se lo confirmó Laporta.

tracking