La tala selectiva también reduce la biodiversidad de los bosques amazónicos

Hace unos meses, las imágenes tomadas desde un satélite por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Buenos Aires alertaban sobre la degradación de la Amazonia. Según cifras oficiales, sólo en el año 2004 los propietarios de tierras, agricultores de soja y madereros quemaron y cortaron de forma ilegal 26.000 kilómetros cuadrados de bosque. Ahora, en un estudio publicado por la revista Science , se afirma que la degradación de la Amazonia motivada por las actividades humanas es mayor de lo que se creía. Según sus autores, los métodos utilizados para descifrar las imágenes tomadas por los satélites mostraban las zonas en las que habían sido talados los árboles para ser sustituidos por granjas o pastizales. Sin embargo, un nuevo sistema desarrollado por científicos de EEUU y la NASA, ha permitido profundizar en los niveles que ha alcanzado la deforestación y descubrir que en muchas zonas se ha producido lo que han llamado «tala selectiva», es decir, que sólo se cortan determinadas especies de árboles que pueden ser fácilmente comercializados. De esta forma, han podido establecer que en el periodo 1999-2002 la tala selectiva aumentó entre el 60 y el 130% las zonas boscosas degradadas, respecto a lo que se había creído hasta entonces, calculando que el volumen de árboles talados representa unos 13 millones de toneladas métricas de carbono retirado del ecosistema, lo que supondría un aumento del 25% del flujo de carbono a la atmósfera. Como la cuenca del Amazonas es la que regula el clima de la mayor parte de Sudamérica y sus bosques son los grandes consumidores de dióxido de carbono y suministradores de oxígeno, la pérdida de árboles provoca graves consecuencias medioambientales (aumenta la sequedad de la selva y se hace más inflamable). Otro estudio también recogido en Science , realizado en esta ocasión por científicos de EEUU y Reino Unido, revela el impacto ambiental que la «tala selectiva» tendrá en la biodiversidad de los bosques tropicales y para la captación de dióxido de carbono. La investigación se realizó simulando modelos de trabajo teniendo en cuenta supuestas extinciones de especies de árboles tropicales (especialmente los que tienen mayor probabilidad de extinguirse) y su sustitución por otras, lo que les permitió realizar muchas combinaciones.