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TODA CIUDAD, per se, es algo puta, pues comercia con su cuerpo. Se tira a quien más paga. Y el beso de una puta nunca es un beso de amor; la etiqueta del precio le cuelga de la oreja o del solar. Por eso crecen imparablemente las ciudades. Nos va el meneo. El pronóstico de los expertos de la Onu es ya incontestable, pura verdad demostrada: dentro de tan sólo diez años, el ochenta por ciento de toda la población mundial vivirá en grandes ciudades. Sin salir de China, ya se ha visto el fenómeno: en diez años cuatrocientos millones de chinos -gigantesca horda- abandonaron su medio rural donde el futuro es roña y carajón de cebú estatalizado para ensayar una conquista urbana empezando desde esas periferias donde se casan la cochambre y la recalificación, trastienda de sueños defraudados, barriadas suburbiales donde los horizontes ciegos y el paro son universidad de delincuencia, inseguridad y fracaso. Crecen las ciudades, pero no como un conjunto armonizado de ciudadanía horizontal, sino de castas verticales. Cada una de estas ciudades son varias a la vez con guetos de distinto orden, pues los hay de aislada pobreza marginal, de esa cutre mediocridad arquitectónica del «quieroynopuedo» o de riqueza residencial en urbanizaciones que se fortifican con vallas y seguratas para convertirlas en ciudades prohibidas para el resto, con lo cual las ciudades ya no se pasean, se obstaculizan. Consideraciones parecidas se están haciendo estos días en la France de la grandeur y del aluvión en los suburbios. Arde París por el rabo, que es rabo de raposa. Aquello es un cabreo olímpico con una antorcha que va recorriendo ciudad a ciudad amenazando un incendio social de mucha alarma. La intergración tan predicada n'est pas posible, es mentira. Credos y razas no se amecen. Ni con velo ni sin velo tienen sus males remedio. Ven los suburbiales que desde su mundo no hay promoción ni salida. A la protesta del legítimamente desesperado se suma el pescador de revueltos y también algo de gentuza indeseable (dijo Sarcozy), pillos del pillaje que contaminarán lo que tienen de justo las demandas. No sé si aquí se toma nota del síntoma o alguien ha puesto a remojar sus barbas, pero si París estornuda, es porque Europa está constipada.

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