La historia de una superación

Hwang, que pronto quedaría huérfano, superó las dificultades de haber nacido en un pequeño pueblo sin medios hasta que consiguió afianzarse en el campo de la biotecnología veterinaria, consiguiendo a finales del siglo pasado clonar una vaca, a la que pronoto siguieron otras especies como cerdos y seres humanos. Este último paso lo dio como consecuencia de conocer a unos recién casados que habían tenido un accidente que había dejado paralítico al marido. La clonación podía ser su salvación al poder obtener células nerviosas procedentes de las primeras fases del desarrollo de un cigoto con capacidad de multiplicarse (algo que pierden en el adulto), las cuales podían ser trasplantadas a la zona de sección medular regenerando las conexiones y devolviendo la posibilidad de caminar al marido. Las publicaciones científicas de Hwang han estado siempre seguidas de una polémica procedente tanto de otros científicos como de la Iglesia. Incluso la ONU pidió a los gobiernos que prohibieran la clonación humana. En todos los casos Hwan ha superado las dificultades y sigue trabajando con éxito en la clonación terapéutica (no reproductiva, no trata de obtener bebés clónicos), lo que abre una extraordinaria puerta a la esperanza a millones de enfermos.