CORNADA DE LOBO
En los genes
ATENTA la compañía, el coro y el cabildo: El presidente del Consejo Pontificio para la Salud, el cardenal mejicano Javier Lozano Barragán, acaba de asegurar que la santísima Trinidad se halla dentro del ADN. Para sustentar esta sorprendente teoría que en más de uno provocará carcajada (no sé si santa o sólo bendita) porque recordó el cardenal que el sistema de doble hélice del genoma «supone una oposición no excluyente de dos términos» que, sin embargo, se complementan. Y añade: «Si la oposición significa por una parte carencia y por la otra posesión, la mejor oposición sería aquella en la que estos términos fuesen sólo relativos y, precisamente, esta es la vida trinitaria». En fin, seguramente será así, pero casi brinda la cosa una contestación como la que le dieron al Jesús cuando les dijo aquello de «dentro de un poco me veréis y dentro de otro poco no me veréis» y el apóstol le replicó: «Maestro, si estamos contigo es por lo bien que te explicas». A san Agustín le dijo el ángel que comprender el misterio de la Santísima Trinidad era aún más complejo que intentar meter el mar con una concha en un pocillo hecho en la arena de la playa. Pues bien, al cardenal mejicano le sobraría espacio en aquella minúscula poza, porque ha conseguido meter a la Trinidad en el microscópico genoma. Por si estaba poco claro, Lozano Barragán sentencia (y lo aclara aún más): «Es un movimiento de complementariedad mutua, en la que el ADN significa capacidad primordial para ser y actuar, un movimiento que sirve para complementar, una necesidad. No una supremacía del más fuerte». Definitivamente aclarado, maestro. Aunque habrá algún teólogo de seria reflexión que le contestará la teoría lamentando que se cosifique el misterio y se le aloje en un espacio físico más pequeño aún que los pisos de la ministra Espinosa. Preocupa a la ortodoxia católica la experimentación que está convirtiendo en dioses a los ingenieros de la biodinámica y de la cuántica genética, y a lo peor es que acaban resultando dioses para prolongar la vida de los que pueden pagárselo y aspirar a la eternidad, que es lo que buscan los divinos. Pero si hay alguna duda, será convocado a capítulo san Pablo, que ya dijo que éramos templos, o sea, residencia de la Trinidad a la que tenemos de realquilada en el genoma.