Diario de León

Más de 60.000 aves migratorias pasan el invierno en los humedales de la Comunidad

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G. del Campo - león
León

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Ocho humedales de Castilla y León acogen durante estos meses gran cantidad de aves migratorias que viajan hacia el sur buscando un clima más cálido para pasar el invierno. Para los aficionados a la ornitología, cualquier amanecer o atardecer se convierten en un espectáculo único para observar hasta 200 especies diferentes. Los principales puntos de encuentro para estas aves, que proceden sobre todo de Asia y del norte y centro de Europa son, por este orden, las Lagunas de Villafáfila (Zamora), las de Boada y La Nava (Palencia), los embalses de Santa Teresa (Salamanca), de Rosarito (Ávila), de San José (Valladolid) y del Ebro (Burgos), así como el azud de Riolobos (Salamanca). Según el censo elaborado durante los últimos quince años por la Consejería de Medio Ambiente, el número de ejemplares que anidan en las Lagunas de Villafáfila durante el mes de enero supera los 30.700, con una población máxima que sobrepasa los 59.000. En las lagunas de Boada y La Nava la media de aves invernantes se sitúa en torno a las 10.500 y 7.000 respectivamente, con un número máximo que rebasa con facilidad las 22.000 en ambos humedales. En el embalse de Santa Teresa, al sur de la provincia salmantina, se contabiliza una media de 4.000 aves, aunque en ocasiones se han llegado a censar más de 9.500. En el pantano del Rosarito, situado en el extremo sur de la provincia de Ávila, la población invernante media supera las 3.800, con un máximo de 13.300. El embalse de San José, ubicado en la Reserva Natural de las Riberas de Castronuño (Valladolid), las aves migratorias contabilizadas alcanzan una media de 2.700, con un máximo de 5.200. En el embalse del Ebro, al norte de Burgos y compartido con Cantabria, se ha censado una media de 2.400 aves y un máximo de 15.300. Por último, el azud de Riolobos al noroeste de Salamanca, acoge durante el mes de enero una media de 2.200 aves y un máximo de 5.800. En cuanto a las especies censadas, el ánsar común y el ánade real son las más abundantes, aunque también son importantes las cifras de ánade rabudo, avefría, cerceta común, pato cuchara y gaviota reidora. Según los datos que maneja la Consejería de Medio Ambiente, durante los meses de enero la cifra media de especies invernantes se acerca a las 64.000, cifra que puede llegar a duplicarse si se registra la afluencia máxima.

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