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LITURGIA DOMINICAL

El mensaje y el mensajero

Publicado por
JOSÉ ROMÁN FLECHA ANDRÉS
León

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CUANDO el mensaje no es agradable, muchos deciden eliminar al mensajero. Es una práctica indecente y criminal, pero es lo único que se les ocurre a los criminales de todos los tiempos. Y, sin embargo, un mensaje desagradable puede ser el comienzo de una renovación personal y estructural cuando quien lo recibe tiene buena voluntad. Pero no es la nota de lo «agradable» o «desagradable» lo que habría de calificar al mensaje. Habría que preguntarse si es verdadero o no. Y, de paso, habría que ver si es constructivo o destructivo, si es humanizador o no. Por eso, el profeta cantaba al portador de buenas noticias: «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz» (Is 52,7). Dichoso él y dichosos los destinatarios de su mensaje, aunque éstos no siempre valoren el servicio que reciben. El precursor La figura del mensajero es evocada por la liturgia de este segundo domingo del Adviento. En el evangelio de Marcos (Mc 1,1-8) se recogen unas palabras del libro de Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino». El mensajero es Juan el Bautista. Su apariencia, un tanto extraña llama la atención. Su atuendo recuerda al del profeta Elías, el gran defensor de la fe en el Dios único, el gran luchador contra la idolatría. La austeridad de su alimento lo sitúa entre las gentes del desierto. Juan había sido enviado por Dios para preparar los caminos del Mesías. Había sido llamado para ser su precursor. Para adelantarse a su llegada. Para invitar a su pueblo a la conversión Esa misión implicaba toda su vida. Requería de él algunas actitudes heroicas. Una austera disciplina, una sincera clarividencia para interpretar los signos de la salvación en medio de un mundo confuso y turbulento, una fidelidad insobornable al mensaje confiado y una gran audacia para anunciarlo, que habría de costarle la vida. Su figura interpela hoy a la Iglesia entera. Y resulta modélica para cada uno de los cristianos. Caminos y senderos «Preparad el camino del Señor. Allanad sus senderos». Ese grito había en otro tiempo anunciado la liberación y el retorno del pueblo deportado en Babilonia. Ahora se convertía en anuncio del verdadero Liberador de todos los pueblos. ¿ «Preparad el camino del Señor». La salvación viene de Dios, pero cuenta con la colaboración del hombre. Es un don divino, pero pasa por la mediación humana. Es necesario preparar nuestro camino personal, pero también el de la familia y la educación, el de la comunicación y el de la asistencia sanitaria. Todos los caminos. ¿ «Allanad sus senderos». El mensaje de Jesús siempre ha encontrado dificultades: en nuestra pereza y en nuestro egoísmo, en los poderes que se le oponen y en el rechazo que suscita en los que ostentan el poder. Allanar los senderos para que ese mensaje llegue a nuestro mundo es tarea de todos. - Señor Jesús, que vienes a nosotros cada día, te esperamos y deseamos preparar el camino por el que llegas a nuestra vida. Amén.

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