Diario de León
Publicado por
AGUSTÍN JIMÉNEZ
León

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MEDIOS especializados en temas de gestión de religiones han dado cuenta de planes urbanísticos del Vaticano para suprimir el limbo, barrio de localización incierta donde las patrullas superiores albergan aún a los infantes que, sin tiempo u oportunidad de cumplir los trámites bautismales, abandonan nuestro valle de lágrimas sin que se achaque malicia alguna pero sin vacunarse contra la manchita original de la especie. Los chismosos han apuntado que, antes de irse a su merecido chalet celeste, el finado Woytila decidió utilizar sus amplios recursos teológicos para remediar la situación luctuosa de unos familiares. El mantenimiento del limbo es una barbaridad para los progresos de la dualidad moderna. Un paraje «sin pena ni gloria» -como lo describía un estupendo artículo del corresponsal de ABC- es de una indeterminación moral, intelectual y política inadmisible para cualquier gobernante influyente. ¿Esos niños son buenos o malos? El destino cósmico debe regularse con reglas de sí o no como todo lo demás. Dos cosas contradictorias no son posibles a la vez. Si se está contra Al Qaeda, no se puede estar contra Estados Unidos. Si se defiende a Palestina, no se simpatiza con Israel. Si se ama a España, Cataluña resulta odiosa. Incluso los semicultos saben muy bien que, si se aficionan a Platón, les será inevitable desdeñar a Aristóteles o que, si se emocionan con Dostoievski, tendrán que reconocer que no les satisface Guerra y paz , que es de Tolstoi. A los niños se les instruye pronto en la apreciación de los contrastes naturales, y por eso tienen un padre y una madre, tan diferenciados entre sí como el pan pan del vino vino, aunque recientes estudios subversivos traten de sostener que entre el hombre y la mujer hay menos diferencias genéticas que entre el salchichón y el salami. Dante, tiquismiquis él, llenó su Infierno de almas dubitativas que, siglos después de muertas, seguían sin clasificar. No alcanzaban puntos para la salvación eterna, pero tenían un buen fondo y eran admirables como Virgilio. El modelo de la Divina Comedia es peligroso por relativista. Verdad sólo hay una. Es absurdo que los paganos sean buenos. La gente es buena o mala, como Acebes o como Carod-Rovira. Los habitantes del limbo tienen la obligación, y el derecho, de decantarse. O están con nosotros o contra nosotros.

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