Diario de León

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HACIENDO olas en una palangana: ondiñas venen e van. El Bloque dice que el Bierzo es gallego (y yo, mecánico de segunda de la Talbot). El Bloque asegura que el Bierzo fue una vez provincia gallega, aunque otras cien veces ni lo fue ni quiso serlo porque los condes gallegos y los gelmíreces compostelanos les dieron mucho por la retambufa sin untar de grasa y esas cosas duelen lo suyo y no se olvidan (y yo sueño con ser un día gobernador de la carísima ínsula Cararia, que está dos cuartas más allá de Barataria). El Bloque propone la anexión formal y porque sí de territorios fronterizos donde se fale el galego (y yo puedo proponer la anexión de todas las Galicias donde se hable, escriba o se haya hablado en castellano, mientras tramito los pertinentes papeles para hacerme canadiense, entre otras razones, porque nadie conoce un futbolista de ese país). El Bloque pretende referendums en diez municipios bercianos y en el rabo asturiano que mira a Vegadeo (y yo me pido un piano de cola con una colombiana que me pase la partitura). El Bloque ya no tiene ideología que no se haya fumado, pero tiene ideas ocurrentes (y yo me he pedido a los Reyes un correverás con un cascabel delante y otro atrás). El Bloque se ha subido a un veloz correquetecagas y balbucea una copia vulgar de las ya requetesabidas palizas territoriales y anexionistas que aburridamente nos vienen endilgando el vascotarra obtuso y el picudo catalaneras (a punto estoy de reclamar para nada los extremos Dueros que reconquistó la corona leonesa y castellana, la sierra onubense de León, todos los terriotrios que tengan un león o un gato en su escudo, el reino de Granada, la voluble Cerdeña y una casa de putas en Roma que tuvo soberanía española y diplomática por estar regentada por un marqués de Astorga con bastante inmunidad). El Bloque exige la cooficialidad del gallego en los Bierzos suyos (y yo voy a aprender muy académicamente el arameo para que mis juramentos cagatorios tengan matices bíblicos y una absoluta incomprensión). El Bloque, en fin, cura los complejos segundones que alimentó la historia en sus tierras galaicas prometiendo una capa ducal y soberana a cada quisque (y usted y yo tendremos que vestirnos con un mono de brega, porque alguien tendrá que dar de comer a estos gandules).

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