La coruja purre
QUIEN VIVE en frontera obligado está al entendimiento y a casar lo de aquí y lo de allá; conoce de ambos la lengua y las mañas; se fija en los que cruzan y traen o llevan; aprende y concilia por la cuenta que le trae. La gente de frontera tiene la vista más larga y dobla su riqueza en espabilamientos y en los saberes de un mestizaje cotidiano que se da en encuentros, alianzas o casorios. Noceda del Bierzo es pueblo fronterizo entre lo leonés (ahí están sus hablares) y lo gallego (ahí está su influencia y la tapia de su colonización). Me mandó en octubre Manuel Cuenya los cinco ejemplares editados hasta la fecha de una curiosa y nutritiva publicación que gratis et amore edita allí el colectivo «La iguiada». «La curuja» es su cabecera y ayer, al fin, le metí el ojo hecho diente porque vi que tenía bocado y buena digestión. Vuela bajo en sus páginas el querer no morirse de flacuras culturales y demográficas, la memoria del sitio, las costumbres, la historia de las piedras labradas y de las gentes que labraron sin nombre. Está bien. Dignidad le sobra a estos cuadernillos que estampan primores para que nadie olvide. Un buen puñado de gentes curiosas, entendidas y «amorosadas» componen el equipo de una redacción que no es reducción ni hura ni trastienda ni comando agazapado que sueñe batallas, sino ventana abierta para que quien quiere entre, aporte, firme y enriquezca, ventana que se llama «laiguiada@yahoo.es». Especialmente enriquecedor parece el vocabulario del lugar que Manuel resucita y embalsama en el que lo leonés le va pudiendo significativamente a los modismos galaicos que también aquí campan en su libertad fronteriza lejos de normativas lingüísticas que lo empobrezcan. En Noceda se está como en casa: «Atropa la candileja», verbi gratia, dícese cuando se pretende meter mano a una rapaza. «Apurrir» es aportar esfuerzo, como todo León dice purrir; o espurrirse, si se estiran brazos en desperezo. Y la jilada (helada) apalambra (agosta o amagüesta) los tomates. «Sos un demoi; sólo quiers zampar el cortezo de la fogaza»... Ahora sólo resta que vengan academias de allá y tontuelos de más acá a oficializar, normativizar, inventar y joder la marana. ¿Quién quiere ponerle un collar a la frontera, que es un gato sin cascabel?, ¿quién quiere robar un hablar para después escribirlo al revés?...