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Publicado por
CONSUELO SÁNCHEZ-VICENTE
León

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ERA de esperar: Galicia también es una nación. O sea, que, ¡marchando otra de gambas! La historia del Estatuto catalán no puede repetirse tal cual en Galicia, vaya esto por delante. Aunque en el Parlamento de Cataluña el PP es políticamente hablando casi una anécdota, en el gallego son decisivos, de Galicia no puede llegar a las Cortes ninguna reforma estatutaria que no apoye el PP. Y además -segunda diferencia- la propuesta de Estatuto que ha hecho el BNG es solo suya. Aunque la fórmula de Gobierno es la misma en Galicia y en Cataluña, los independentistas gallegos del BNG no han consensuado su propuesta de Estatuto con sus socios socialistas del Gobierno gallego. Pese al voto en contra del PP, el caso catalán reúne de sobra el amplio consenso reclamado por Zapatero, ya que, además del respaldo del tripartito en pleno, consiguió el voto del 90 por ciento de la cámara autonómica catalana. Pero, en el caso gallego, ni siquiera tiene el consenso del Gobierno gallego. Así las cosas, ni el Gobierno y el PSOE tendrían que sentirse obligados a tratar las reivindicaciones soberanistas del BNG con el mismo «cariño» que las de ERC. En buena lógica política, no hay por qué tratar políticamente igual lo que es políticamente desigual. Pero, tengo la impresión de que, por razones partidarias, eso es exactamente lo que harán: tratar igual lo desigual. ¿De quién depende que el socialista Touriño siga siendo presidente de la Xunta de Galicia? Del BNG. O sea, como en Cataluña. Aunque las elecciones catalanas las ganó CIU, gracias a Carod, el presidente de la Generalitat es el socialista Maragall. Y, aunque el PP se ha quedado a 15.000 votos de revalidar su mayoría absoluta gallega, gracias a los votos del BNG, el presidente de la Xunta es el socialista Touriño. Los rumores de que en Cataluña (y en España) Zapatero está pensando en sustituir a ERC por CiU son, por lo que yo sé, ciertos; aunque al presidente, de momento, le interesa negarlos, su entorno más cercano es quien los está difundiendo. Pero, mientras llega -o no llega- el momento del cambio, ¿de quién dependen Maragall, ahora Touriño, y también el propio Zapatero? Busquemos ahí -no en lo que al país, o a quienes lo habitamos, interesa- la razón de la pasmosa tiranía que las minorías nacionalistas ejercen sobre la mayoría no nacionalista... desde que gobierna ZP.