Tócala como en los cincuenta
La Diputación y la editorial Lobo Sapiens editan «Toda una vida», un doble cedé con música de las orquestas pioneras de León y con los mejores boleros del veterano Manolo Quijano
Algunos rozan la ochentena y ya quisieran tener muchos jóvenes de hoy la misma energía y el mismo entusiasmo que ellos. Brillan sus ojos cuando escuchan, aún hoy, aquellos pasodobles, boleros y cumbias de una época de sonidos auténticos, de ritmos ausentes de todo acompañamiento eléctrico, de una acústica de metal, acordeón y batería que nos devuelve el olor y el sabor del baile en la era, en la romería o en el ambigú . En su tiempo fueron muy, muy importantes. Eran los músicos. Y llevaban los sones de moda a un viejo reino (el de los años cincuenta y sesenta) deprimido y rural, privado de toda veleidad y constreñidas sus posibilidades de ocio a momentos muy puntuales pero imprescindibles. Además, eran los músicos modernos . Traían al pueblo los sones que triunfaban en las grandes capitales, en Norteamérica y en el Caribe, y fueron los primeros que se atrevieron a dejar la instrumentación autóctona (gaita de fole, chifla y tamborín, zuzaina) para coger la trompeta, el saxofón o la jazzband y triscar la comarca entera llevando sus pasodobles y rumbas hasta las aldeas más recónditas. El pasado 17 de junio, la Diputación de León tributó un emocionante y merecidísimo homenaje a esos entrañables conjuntos con una gran fiesta en el Palacio de los Guzmanes para la que se desempolvaron voces e instrumentos, ofreciendo un directo que a más de uno le hizo saltar el lagrimón de la nostalgia. Junto a ellos, el patriarca de la saga Quijano, Manuel, puso voz a los más inolvidables boleros. Grabación en directo Aquella actuación, festiva y bailable, se grabó en un cedé doble que ahora sale a la luz gracias a la Diputación leonesa y a la producción de la editorial Lobo Sapiens, y que ayer se presentó en el transcurso de la comida navideña del ente provincial. La capitalina Orquesta Yalex, titular que fue durante 19 años del desaparecido restaurante Novelty; los bercianos Brisas del Sil, que recorrieron toda su comarca; Los Trevinca, habituales de aquella Ponferrada del Río Club y el Frontón; los ancareses Los Realengos, que hacían maravillas con sólo batería y acordeón; la Orquesta Armonía, que primero se llamó La Montañesa, de Carrocera; y los emblemáticos Cirolines de la Ribera del Órbigo vuelven ahora a hacer sonar Chiquita linda , La casita de papel , Para Vigo me voy , Jota de los Cirolines , La flor de la canela o A la luz del cigarro . Memoria viva de un tiempo de amores furtivos que se encendían a golpe de valseao, tango, bolero y semicumbia .