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CAGÜEN el puto líder, dijo Lolín, viejo montañés, sindicalista escaldado y combatiente numantino de unas ideas cuasi olvidadas que señalan sendas de libertad total, que no otra cosa le pide el cuerpo a un libertario de alma, libertad sin dioses ni patrones («nostra patria il mondo entero; nostra legge, la libertá»). Me dijo ayer desayunando al salto, mira lo que traen hoy los papeles: Detienen a un leonés líder de una red de tráfico de mujeres; o la upeele es líder del leonesismo; y en otra página, Zapatero será el líder europeo más brillante de su generación... ¿Y has visto esas vallas publicitarias con dos copas de cava que no se ve quiénes las sostienen y, al lado, el careto de uno al que llaman Paco Poco y que se sube a ellas por ver si pilla altura y liderazgo; o esas participaciones de lotería en las que se estampa la misma foto?... ¿Las cualas?, le dije... Vallas y loterías, tío, esas cosas que son el icono más burgués y reaccionario de la propaganda -o sea, de la mentira- o del pelotazo de fortuna, esa que se reparte ciegamente con un décimo sin que uno tenga que ser necesariamente concejal de urbanismos y pilladuras. ¿Qué hacen ahí estos mindundis?... ¿De cuándo a acá copiaron los socialistas a la derechona más cerril y tenderona la entronización de una persona como líder y no del colectivo militante o de un programa político, un ideario, una filosofía?... Eso es porque han convertido el partido en una mera máquina electoral, en un «inter nos», porque no tienen militantes, sino lista de espera en el escalafón de candidaturas y ocupaciones y porque se han fumado el viejo ideario y el estilo de la honra para poder incrustar en su alharaca electoral asuntos ajenos que atropen votos efímeros y oportunistas. Todo sea por graparse a la sillona... «De la alforja hasta el jumento, todo es bueno pal convento». Lolín, como dije, es numantino. ¡A mis años, dice él, voy a cambiar de albarda y humillar la poca decencia que me quede por un plato de lentejas con cohecho ahumado y comisión!... Y vuelve a la carga con las vallas de Paco Poco: «Para subirse a un cartelón de propaganda falaz con foto única y acaparando escena o ideario hay que tener o mucha talla o muy poca vergüenza; ya me dirás cual es aquí el caso». Coño, Lolín, no te hagas mala sangre, dije. Por ahí van los tiros. Y el líder.

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