Un adiós con alegría y color

Llena de alegría y color. Así se encontraba ayer la Plaza de Regla de la capital leonesa en la que cerca de 1.300 niños estaban llemados protagonizar el colofón final de las actividades que a lo largo de este año han realizado en los colegios con motivo de la celebración del cuarto centenario de El Quijote. El reloj de la Catedral anunció las doce del mediodía, dando paso a que los alumnos de Educación Primaria allí congregados comenzasen a leer al unísono el último capítulo de El Quijote. Al término de la lectura, cada uno de ellos dejó escapar un globo blanco para despedir este cuarto año conmemorativo, a la que se unieron el propio Don Quijote de la Mancha, Dulcinea y Sancho Panza, que por sorpresa se asomaron a una ventana de la Fundación Sierra Pambley para decir adiós a los pequeños. El comienzo, como el final Fue también un 20 de diciembre, el del 2004, la fecha en la que 400 escolares de 5º y 6º de Educación Primaria, sin molinos ni gigantes, pero frente a la inmensidad y belleza de la Catedral, se encargaron de dar la bienvenida a un año en el que Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea estarían muy presentes en los colegios con motivo de la celebración de su centenario. Un recibimiento que se inició en aquella ocasión con la lectura por parte de los alumnos del primer capítulo de la novela más emblemática e importante de la literatura española. El ciclo de actos desarrollados en los centros educativos durante el 2005 finalizará mañana, cuando el jurado del consistorio leonés emita el fallo del concurso de El Quijote, que recibirá aquel centro que haya presentado el mejor libro sobre esta universal obra.