Diario de León

Familias destrozadas por un torrente de lodo

Los jueces del tribunal se conmueven con el caso de un joven que perdió a los 16 años a sus padres y sus dos hermanos en la riada y le otorga una indemnización superior a la de la media

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colpisa | madrid

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La tragedia que Sergio Murillo vivió el 7 de agosto de 1996 en el cámping Las Nieves, en la población oscense de Biescas, resume como pocas la brutalidad de aquella catástrofe. El joven, hoy arquitecto navarro de 26 años, tenía 16 la tarde en la que un devastador torrente de lodo cubrió la zona de acampada, arrasó todo lo que encontró a su paso -personas, caravanas, tiendas, coches...- y mató a toda su familia. Él salvó la vida de forma milagrosa. Los Murillo pasaban sus vacaciones veraniegas en los preciosos parajes pirenaicos de Biescas cuando, sobre las siete y media de la tarde, el torrente alimentado por un diluvio de 185 litros de lluvia por metro cuadrado caído en pocas horas barrió las instalaciones hosteleras con una fuerza incontenible. Sergio, sorprendido como los demás por la llegada de la riada, logró agarrarse a un árbol y sobrevivió, pero la riada le dejó solo en el mundo: la corriente segó la vida de sus padres y de sus dos hermanos, que como otros 83 campistas quedaron ese día sepultados por el lodo que, como un desagüe, canalizó el barranco ladera abajo. El caso de Sergio Murillo encogió el corazón de los cinco miembros del tribunal de la Audiencia Nacional, que entendieron que su tragedia, quedarse solo en el mundo a los 16 años, no era comparable a la de ningún otro heredero de los que instaron el procedimiento contencioso contra el Estado. La sala considera que Murillo es acreedor de una indemnización superior a la de la media y, por esta razón, obliga a las administraciones central y aragonesa a pagarle 210.000 euros por cada uno de sus cuatro familiares muertos en la tragedia, 30.000 euros por fallecido más que al resto. No obstante, la crónica de la catástrofe de Biescas está repleta de una larga lista de «murillos», de familias casi completas destrozadas. Otro caso extremo es de la familia catalana Sirvent-Doménech. El lodo segó la vida en unos minutos a la madre (Mercedes Doménech), a sus dos hijos, a su hermana, a su cuñado y los dos hijos de la segunda pareja. El marido de Mercedes, Enrique Sirvent, también salvó la vida y es otro de los 72 demandantes en el proceso contra la responsabilidad de las administraciones. La Audiencia Nacional le ha concedido una indemnización de 180.000 euros por cada uno de sus familiares fallecidos en la tragedia.

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