El Censo de la Vida Marina lleva descubiertas miles de especies

Más de 1.700 científicos de cerca de un centenar de países trabajan desde hace cinco años, con el apoyo de la ONU, en un ambicioso proyecto destinado a elaborar un censo de la biodiversidad marina del planeta. El objetivo de esta guía, que no concluirá hasta el año 2010 y cuenta con un presupuesto de 1.000 millones de euros, es identificar los procesos ecológicos que influyen en la distribución, abundancia y relaciones tróficas de la fauna marina, así como las consecuencias derivadas de las grandes amenazas que sufren como la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación pesquera. Además de clasificar nuevas especies, la investigación permitirá identificar las que están amenazadas lo que ayudará a las autoridades pesqueras a poner en marcha estrategias para conservar los ecosistemas marinos. Los resultados del año 2005 acaban de hacerse públicos y, como en anteriores ocasiones, incluyen información sobre nuevas especies y datos de interés sobre las conocidas. Entre otras, se han descubierto cuatro especies de pepinos de mar, dos de calamares, tres de esponjas carnívoras y variedades raras de peces abisales. Por otra parte, se ha descubierto que un atún de aleta azul, cuyos movimientos fueron seguidos vía satélite, recorrió 40.000 kilómetros en 600 días (atravesó el Pacífico en tres ocasiones), y que el tiburón salmón de Alaska pasa el invierno en las cálidas aguas de Hawai. Uno de los hallazgos más destacados ha sido el descubrimiento en el Atlántico de la primera fuente hidrotermal (la temperatura del agua alcanza 350ºC) al sur del ecuador, ubicada a tres kilómetros de profundidad. El análisis de las muestras recogidas en sus proximidades permitirá a los científicos descubrir qué organismos son capaces de vivir en unas condiciones extremas de presión y temperatura al verse obligadas a recurrir a bacterias para obtener la energía para su ciclo vital. Efectos del tsunami El Censo de la Vida Marina ha prestado especial atención a la zona castigada hace ahora un año por los efectos del tsunami. El pasado mes de abril, los científicos se sumergieron en el lugar del epicentro pudiendo constatar que, aunque tuvo un nulo o escaso efecto sobre la fauna que vive a esa profundidad (4.000 metros), en la costa de Sumatra no se encontró vida animal de ningún tipo durante las casi doce horas que duró la inmersión. Según los responsables del Censo, esta ausencia de especies no tiene precedentes en los veinticinco años que se llevan recogiendo muestras de vida marina en las profundidades de los mares aunque creen, no obstante, que pueda deberse al derrumbamiento de un acantilado durante el maremoto. La memoria anual destaca el impacto producido por la actividad humana en las poblaciones de aves, ballenas, focas y grandes predadores en el mar de Wadden, que se extiende por las costas de Dinamarca, Alemania y Holanda. Según se afirma, la zona ha pasado de estar llena de grandes animales a ser una llanura de barro. En este sentido, un estudio recoge en sus conclusiones que el declive de la biomasa de los grandes predadores, además de amenazar a los pescadores que viven de sus capturas y al resto de la fauna marina, puede provocar una reorganización de los ecosistemas oceánicos de consecuencias globales desconocidas. Además, se ha podido confirmar que la pesca industrial reduce el 80% de la biomasa durante los 15 primeros años de explotación, y que cuando los científicos y las autoridades actúan para controlar los efectos de la captura masiva, los pesqueros han arrasado la zona. En el Ártico, concretamente en la cuenca de Canadá, los científicos han encontrado gran cantidad de especies desconocidas hasta el momento, entre las que se incluye el primer pulpo censado en esa zona. También han revelado que las ballenas Baleen utilizan como área para alimentarse los arrecifes ubicados en el centro del océano.