Estatuto real

ARTÍCULO 1. Los Reyes Magos son una realidad plurinacional, de entidad propia, independiente y sólo están sometidos a la ley de la ilusión. Artículo 2. Para los Reyes Magos sólo existe una raza, la raza humana y una Constitución, la del Dios del Amor. Su idioma es único y lo entienden todos. Su bandera está dentro del corazón. Artículo 3. Los Reyes Magos no cobran más impuesto que el de la esperanza y la alegría. Artículo 4. Todos aquellos que utilicen el nombre de los Reyes Magos en vano serán condenados a perder la ilusión. Artículo 5.- Los Reyes Magos, y no ningún estatuto de autonomía, orientarán el tiempo de ocio de niños y menos niños hacia la convivencia, la diversión sin violencia y el compromiso de jugar y compartir. Artículo 6.- Sus Majestades de Oriente cuidarán especialmente desde este mismo año, de que en sus sacos de regalos, figuren varias toneladas de serenidad, sosiego, diálogo y hermandad para repartir entre todos los políticos de España, sin distinción de sexo, edad, ideología, raza y religión. Y eliminarán de las listas electorales a todos aquellos que incumplan las normas de convivencia más elementales y a los que antepongan los intereses de partido a los de los ciudadanos. (Si, aplicada esta última norma, no quedara nadie para ir en las listas, están facultados para abrir ligeramente la manga). Artículo 7. Si uno no cree en Dios y quiere ser Rey Mago en la Cabalgata anual, no basta con ser concejal. Deberán ser respetuosos con la religión y la tradición y dedicar, al menos, cien horas al año a actividades solidarias. Artículo 8. Los Reyes Magos condenan el consumismo que lleva a muchas familias a convertir esta festividad en una orgía de regalos, cuando la mayor parte de los niños sólo necesitan una caja de cartón y un poco de tiempo de sus mayores para inventar el mejor juguete del mundo. Artículo 9. Los Reyes Magos piden ayuda a los que tienen más para poder llegar a los que tienen menos y, sobre todo, a los que no tienen nada. Artículo 10. Este estatuto no será reformado ni alterado salvo que la humanidad se vuelva loca y acabe devorándose a sí misma.