Cerrar

Creado:

Actualizado:

A DON SIGMUND Freud, este año, le traerán de las orejas y por los pelos a su propio centenario tras haberle tenido muy condenado a esos silencios con que los hijos matan a los padres siempre que no se atreven a hacerlo con cuchillada o con ese esparabán teatrero típico de tragedia griega, que es la forma culta del asesinato. Freud murió dos veces (aún le queda alguna más): cuando le visitó la Parca y, después, cuando le olvidaron o renegaron de él quienes más orgullo habían mostrado en ser discípulos predicándose a toda hora como tales. Ahora todo serán fastos y conjugaciones de su armamento psicoanalítico, de su aportación inestimable, sus teorías, su importancia clave en la consagración de la psiquiatría y de la modernidad del pensamiento humano... En fin, le harán repaso y se empedrarán los infiernos del olvido informativo y editorial con suplementos especiales y sesudas remembranzas. Miedo me da. Hace tan sólo treinta años -tiempos jóvenes de pedancia o rebuznancia en los que no eras nadie si no citabas a dos o tres eminencias y algún ensayo picudo- era tenido por retrógrado o por cretino todo aquel que no analizara la historia desde la teoría materialista de Marx y quien no se explicara todo el universo de la personalidad desde el diván del psicoanálisis y del subconsciente freudiano con el que amanecimos al complejo de Edipo, a la fase anal de la sexualidad infantil, a la explicación de los sueños o de los chistes y a la interpretación del hombre atendiendo solamente al ciruelillo que lleva entre las piernas (el sexo es lo que explica toda conducta, quiso demostrar Freud) y de la mujer en la que diagnosticaba un clarísimo complejo de castración, cosa que de siempre sublevaba a las feministas que no echaban de menos tener lo mismo bajo la braga para alcanzar los privilegios de la masculinidad o, al menos, igualarse. Todos esos que ves hoy, oh Fabio, en postprogresía vestida con trapo caro, fueron en su día freudianos incondicionales, implacables. Decían que Freud provocó el avance de la intelectualidad europea, del arte y la creación. Citaban a Jung, Adler, Bion o Lacan y, en menor medida o ninguna, a don Wilhem Reich, a quien también mataron. Por eso creo que el centenario de Freud les nace de un complejo de culpa.

Cargando contenidos...