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SE PONE de moda sacudir el polvo a los mordidos por la miseria. Ahora ha sido en el pueblón onubense de Ayamonte: unos chavales grababan sus arremetidas y abusos a un indigente que también dormía en cajeros (esos cajeros son hoy el «bajo puente» de antes). Moda de hijos-pijos de puta es la cosa, alarde cobarde de los desalmados cachorros de un puro fascismo conductual que anida en estas generaciones guapas y embollizadas de la opulencia y el aburrimiento... mortal. La tele predicó el crimen dando sobrados y repetidos ejemplos con imágenes didácticas de cómo vejar y rociar de muerte a una pobre mujer que rumiaba su tragedia en duermevelas con regüeldos de vino en tetrabrik. Tomaron nota estos ochos chavales de ahí abajo. La panda urbana, cansada de cibers y videoasolaciones virtuales, va de safari: al indigente, al moro, al tullido, al negro y al pichón... perdigón. Empújale, méale, sacúdele en tólos morros, mira qué risas. ¿Lo grabaste bien? Mañana, en el patio del cole, se exhiben los trofeos. Feliz cacería. Ante cosas así, uno se pregunta qué extraño papelón nos toca a los medios informativos. ¿Se multiplica el efecto y la moda por divulgar estos crímenes en teles y papeles? No lo creo; esos guajes ya disponen hoy de una información globalizada y circulante por todo el planeta en la que beben cosas que ni podríamos imaginar. Y aprenden. Copian. Los medios no les proporcionan ideas, está claro; les proporcionan algo mejor: el eco impagable que alcanzarán sus vejaciones en el potro de la noticia rebozada con escándalo. Ver su crimen en portada de telediario redondea su perversión y un gozo que ni siquiera saben contener porque el fascismo nunca pretende disimular su crimen, sino amplificarlo. El alarde es su mensaje. Esos críos son vileza a enterrar bajo guantazos, pura mierda uno a uno, desecho (¿reeducación?). Se juntan como chacales jóvenes para salir en en descubierta a ensayar la dentellada. Siendo nadie, el grupo les da poder y disfraz a su cobardía vergonzante. Son muy valientes esos tarados. Acusan a padres y escuela de poder inaceptable y dictadura a abolir. ¿Por qué no empiezan, pues, esas guerras por sus padres, que algo tendrán que alegar por haber parido y educado así a esas joyas?... ¿Por qué?...Porque les imitan.