| Visto y oído |
Un cocido para revivir a un muerto
Visita al Diaro de León El Diario de León por dentro o lo que es lo mismo la ajetreada vida, aunque menos a esas horas -las 10.00-, de un periódico, que a lo largo de horas y horas de trabajo de sus profesionales durante todo el día hacen que al término de la jornada la máquina rotativa manche el papel e imprima las noticias que al día siguiente leerán, unos con más atención que otros, pero todos igual de válidos, igual de queridos, igual de necesarios, los lectores del Diario de León. Y eso es lo que ayer vieron y aprendieron a través del fácil verbo de A. Caballero, los alumnos del Centro de Mayores Faustina Álvarez García. A. Caballero primero les explicó cómo es y cómo se trabaja en la redacción, para acto seguido llevarles al mundo de la preimpresión y ya de la impresión, todo ello adornado con los términos: sección, maqueta o astralón, plancha, filmación, impresión, embuchado, flejado y... a la calle. Una clase teórica muy productiva que terminó con la ya tradicional foto de familia en la recepción del periódico. ¿Renovadas ilusiones? 24 de febrero, san Francisco de Sales. Un año más los periodistas de la ciudad se reunieron en el Hostal San Marcos al calor de un buen cocido para verse, pero este año el fin último era tratar de revitalizar la Asociación de la Prensa que, tras muchos avatares y vicisitudes, ha quedado guardada en un gran baúl, donde ya no hay casi ni recuerdos, claro que ni falta que hace. Por eso, el cocido de ayer quería ser revitalizador, servir de reconstituyente y revivir a un muerto. ¿Lo consiguió? Eso se sabrá después de la publicidad, de la que vive el mundo de los medios y a la que tanto necesita para subsistir. Pero, mientras terminan los anuncios sí puede decirse que intenciones de ponerla en marcha nuevamente hay, ahora toca discutir el cómo y el por qué y esa tarea, desde luego, no va a ser fácil, pero siempre se hará mejor escuchando las opiniones de todos, veteranos y noveles, como dice la canción. A partir de aquí, como dijo Julio César «alea jacta est», claro que él como buen emperador y estratega siempre terminaba ganando las batallas y las guerras, fueran donde fueran. Mira que le daba suerte al «jodío» esta frasecita. Pues nada, lo dicho, «alea jacta est» y que como a Julio César la frasecita dé la misma suerte y se logre, así, sacar adelante un proyecto ilusionante que haga de la Asociación de la Prensa lo que verdaderamente debería ser: el lugar en el que los profesionales se sienten representados y apoyados.