Francia y Alemania se alían para crear un alternativa a Google

Francia prosigue en su empeño de frenar la influencia estadounidense en la Red. En abril del 2005 Jacques Chirac anunció la futura creación de una gran biblioteca multimedia europea y la de un buscador en el que estarían implicadas grandes empresas francesas y alemanas. Nacía el embrión de Quaero ( busco , en latín), definido por el presidente francés como el «Airbus digital», un proyecto que tiene como principal objetivo plantar cara a los colosos estadounidenses Google y Yahoo! y erigirse como su alternativa a este lado del charco. El Gobierno francés se ha puesto al frente del proyecto y ya ha comprometido, a través de la Agencia para la Innovación Industrial, 150 millones de euros para su desarrollo. Sus apuestas Quaero espera despegar en abril y se concede tres años de experiencia antes de evaluar la verosimilitud de sus expectativas. Su fi-losofía está bastante clara: con un nombre tomado del latín y con la utilización de tecnología europea, el buscador pretende lograr que la cultura continental -la francesa y alemana en particular- no se vea discriminada por los buscadores anglosajones. Uno de sus aspectos más innovadores es la posibilidad de búsqueda de archivos de audio, imágenes y vídeo sin las descripciones escritas utilizadas habitualmente para encontrar este tipo de documentos. Para lograrlo, Quaero utilizará técnicas avanzadas de transcripción, indexación y traducción automática de documentos audiovisuales plurilingües. La iniciativa estará apoyada, además, por la primera biblioteca multimedia europea llamada a convertirse, de ver la luz, en una fuerte competencia para el proyecto de biblioteca digital de Google que, bajo el nombre de Google Print, debía recoger unos quince millones de títulos -todos ellos en inglés- y que, por el momento, permanece paralizado ante la polémica surgida respecto a los derechos de autor. Futuro incierto A pesar de que Quaero se ha convertido en un reto personal de Chirac, el desafío digital europeo nace con muchas incertidumbres y los analistas financieros dudan de su fiabilidad. Enfrente está el todopoderoso Google que aglutina el 80% de las consultas. Por el momento, el proyecto aún no cuenta con un presupuesto definido y el objetivo es que se financie de forma conjunta por las empresas participantes y los Gobiernos europeos. La presencia española, de existir, es aún una incógnita. La iniciativa no parte, sin embargo, de cero ya que se emplearán tecnologías y bases de datos ya existentes en Europa, como las licencias de compresión de imagen pertenecientes a Thomson, uno de los grupos industriales encargados de su desarrollo. Junto a él, también han comprometido su ayuda compañías telefónicas como Deutsche Telekom o France Telecom, empresas como Siemens y el grupo alemán Bertelsmann. Europa aspira a hacerse con una parte de la tarta de Internet en un sector que no para de dar beneficios. Google alcanzó un valor en bolsa de 130.000 millones de dólares, una cifra que la sitúa al mismo nivel que IBM y por detrás de Microsoft e Intel. Nadie quiere quedarse fuera, ni Europa ni Japón, en donde empresas como Fujitsu y Nec también están desarrollando otro buscador nacional.