Diario de León

Vivir en Oslo se paga caro

Una encuesta de la Unidad de Inteligencia Económica eligió a la capital noruega como la urbe más cara del mundo, tras desbancar a Tokio que ocupó ese privilegio durante 14 años tras comparar el coste de los bienes

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Kiko Novoa - corresponsal | estocolmo
León

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Tomar un café en cualquier sencillo establecimiento nórdico -actividad ésta poco practicada en comparación con los países del sur de Europa- rara vez bajará de los 3 euros. Si el capricho se posa sobre una gran ciudad no estaría de más desempolvar la tarjeta de crédito y mantenerse psicológicamente preparado para el subidón, más alto incluso que el que pueda producir la cafeína. Será por eso que casi nunca un noruego o un sueco invita a un amigo, por muy íntimo que sea, a una ronda de ese flojo café (ellos dicen que es algo «cultural»), y por estas mismas razones será que un buen número de locales ofrecen el segundo pelotazo (påtår, en sueco) a un precio más asequible. Lo lógico, pues, es invitar al prójimo a casa. Porque si aún encima nuestra amabilidad se rebela en Oslo estamos perdidos. La encuesta bianual de la Unidad de Inteligencia Económica (EIU) ha elegido a la capital noruega como la ciudad más cara del mundo. Hasta ahora era Tokio la que mantenía dicho privilegio, pero después de 14 años clasificada en lo más alto, la ciudad nipona ha sido desbancada de su puesto por la capital noruega. Los datos comparan el coste de los bienes y servicios en dólares, y dado que la moneda estadounidense mantiene una tendencia a la baja, otras se han fortalecido, como es el caso de la corona noruega. Un día normal en Oslo Un jornada normal en en la capital noruega puede comenzar con una botella de leche, que nos costará alrededor de 2 euros, en cuya taza podremos diluir parte de un paquete de café de medio kilo, que cuesta alrededor de 3 euros. Por supuesto, para qué apuntarse a un gimnasio del centro si se puede correr directo hacia nuestro puesto de trabajo y lograr así un sueldo que permita subsistir relajadamente. Recordando que a las doce del mediodía se suele almorzar, mejor será esperar un par de horas y hacerlo en casa, tras nuestra jornada laboral. No está la vida como para exquisiteces ni para acudir a restaurantes de lujo. Otra opción, si estamos que lo tiramos, es ir a una hamburguesería donde el menú sencillo no baja de 8 euros. Ya en el hogar, nos arrimaremos a un kilo de carne picada, que nos costó 9 euros, y a un paquete de 6 cervezas de una marca conocida (18 euros), siempre con algo de musiquilla que nos permita digerir sin sobresaltos. El compacto de marras no bajará, seguro, de los 19 euros. El ocio cuesta Ver la tele pública (con canon anual incluido para el estado) nos ayudará a desconectar. Y si leemos, aunque sea poco, a la biblioteca, claro. Por la no-che, ya sin ánimos para estirar tanto ahorro, no quedará otra que cenar. Media docena de huevos salen por los 14 euros y un litro y medio de refresco de cola supera los 2. El día siguiente, vuelta a empezar. Oslo, la ciudad más cara del mundo, nos aguarda para agrandar la leyenda. Un copazo de vodka bien nos podrá aliviar. O no: una botellita en una pequeña tienda se paga a 21 euros¿ Oslo -la capital de Noruega- se sitúa en el centro de Scandinavia, rodeado de un paisaje magnífico desde los fiordos hasta las colinas forestales. Oslo es una de las ciudades más viejas en Scandinavia y la única capital en Scandinavian con una colonia urbana que se remonta a la Edad de los Vikingos. Muchas de las ruinas del Oslo antiguo se encuentran en el Parque Memorial.

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