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POR SAN BLAS, que era por san Blas, cuando el invierno se tumba y parece no acabar, cuando los trigos no crecen y está todo por sembrar... El santo Blas es el gran patrono contra los males de garganta; es patrono, pues, de la voz; y la voz es la palabra, palabra es pensamiento, pensamiento es libertad y la letra que lo estampa su marca indeleble para que viaje por el tiempo sin especial menoscabo o enmienda y, por pasión humana, buscando la eternidad, que es a lo que nos llamamos o propendemos los monos blancos, según la metafísica. Así que san Blas dió día y bendiciones a un periódico que hoy nacía hace cien años conjurando lo de «este gallo que no canta algo tiene en la garganta». Nació el Diario de León como periódico católico en defensa de idearios y morales de una iglesia diocesana que no pasaba de menguada revistilla o anatemas de púlpito. La creciente politización de la vida española de entonces y la aparición de fuerzas sociales emergentes desde posiciones progresistas justificaba la empresa de defender el dogma con galeradas y rotoplana. El clero tenía que tener su voz y su catecismo informativo, dando así la réplica a otros periódicos que representaban al laicismo o izquierdismo leonés. Un diario era aventura mayor que una octavilla, un compromiso de continuidad en una ciudad como León que ha visto abortarse proyectos periodísticos en la cascada de lo efímero y oportunista, pues no pocos nacían para respaldar candidaturas, defender caciques o por el lujo de meter incordio o follón. De hecho, al Diario se le tildó un buen tiempo de hoja parroquial. Pero naciendo sólido como empresa, resistió, incluso cuando, vencedores Franco y los correajes, los favores, el papel bueno y ayudas desfilaban hacia el Proa (ha salido Proa, diario de Falange, que lo bailen, que lo bailen, que lo bailen). Y el Diario, resistiendo. Pero creció el periódico y crecimos todos, pues si en principio fueron estas páginas reducto o tendencia, traspasada la titularidad episcopal del diario, la sociedad civil fue construyendo en estas páginas el camino de la pluralidad, la defensa de las gentes y las tierras, la representación de los intereses leoneses y el trampolín desde el que han saltado al panorama nacional de letras y periodismos un elenco que añade a este centenario mucho orgullo.

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