Diario de León

EL AULLIDO

Tres semanas de mal dormir

Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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EXISTE UNA TRADICIÓN en lo que tiene que ver con el lenguaje de los sueños que viene desde las civilizaciones antiguas y la cual, acaso, tiene su bello culmen en la Biblia cuando José cambia el curso de su destino al lograr descifrar el significado de los sueños del Faraón de Egipto -las vacas gordas y las vacas flacas-. Dicha tradición apasionante toma rango de ciencia con Sigmund Freud y su terapéutica interpretación de los sueños, de vital importancia para el psicoanálisis, y toma rango de arte con el Manifiesto Surrealista de André Bretón y su utilización de los sueños como material poético y pictórico, pero ahora llega José María Merino como para dar un paso más en dicha tradición misteriosamente intemporal. Acaba de publicarse, en cuidada edición de bibliófilo, el libro Tres Semanas de Mal Dormir (Editorial Seix-Barral ), en el que se recogen los desvelos, los sueños, las inquietudes y toda la sabiduría ilógica y onírica de este autor insomne por vocación, como todo escritor. Se trata pues de un diario nocturno que transcribe con minuciosidad descriptiva las horas y el contexto en que el autor y protagonista se acuesta, y se duerme, y se desvela, e incluye también sus pensamientos, sus estados de conciencia, sus ciclos y sus imaginativos sueños contados con prosa plástica de gran poder alusivo. Y ahí radica la curiosa novedad de este libro: al autor no le interesa descifrar el significado de sus sueños sino la condición de estos de material narrativo, y por eso presenta cada uno de ellos como si de un cuadro abstracto o un relato fantástico se tratara. Soñar es a la vez, parece decirnos, vivir e inventar. Algunos de los episodios oníricos que aquí se nos presentan son angustiosos, como uno en el que el autor se cree paralizado e incapaz de dormirse ni de despertarse y quiere llamar a Maricarmen, su mujer, para que le devuelva a la vigilia pero no encuentra la manera de hacerlo. Otros están repletos de acción casi cinematográfica, entre los que figura por ejemplo uno en el que José María Merino se encuentra, junto a otras personas, en una casa asediada por gente armada. Otros son completamente ilógicos, casi poesía surrealista, y algunos otros parecen argumentos de cuento, como ya hemos dicho, pero todos en conjunto constituyen un mosaico que nos habla entre otras cosas sobre la identidad. Alejado de la intención de Freud de descifrar el significado de los sueños como mensaje útil que nos brinda el inconsciente, y alejado también de la idea de Breton de emplearlos como modo de liberarnos de la dictadura de la lógica y la racionalidad de la consciencia, José María Merino más bien está cada noche «al acecho» porque quiere descubrir cómo es él en sus sueños. Así con este libro parece tratar de decirnos que existe otro yo que vive de noche, en lo que soñamos; otro yo que nos amplía y nos completa y con cuya ayuda nuestra identidad y conducta se agrandan hasta grados que llegan a sorprendernos. La literatura fantástica -como los sueños- hace tiempo que trata de hacernos ver que nosotros simplemente estamos a este lado del más allá. Y es en eso en lo que coinciden; en que los sueños, como los libros fantásticos, pretenden borrar nuestras cuadrículas mentales como para ampliar las fronteras de lo real. Hay pues quien busca un sentido a sus vivencias nocturnas y sin embargo aquí está este libro en el que se habla de los sueños en sí mismos y por eso se presentan directamente, así, con toda su plasticidad, su poder narrativo, su libertad, su incorrección y su locura. José María Merino confiesa en estas páginas que es insomne pero que no le gusta tomar pastillas porque éstas le impiden soñar o recordar lo que sueña. Acaso libros como Tres Semanas de Mal Dormir existían para reconciliarnos con nuestro propio mal dormir, con nuestra imaginación y con el más allá ahora que estamos tan saturados de realidad. A todo insomne le gustará este libro porque le cambiará la forma de entender la noche y, además, le hará comprender que, quienes duermen de un tirón, son quienes en realidad duermen mal. A todo soñador o aspirante a soñador este libro no le despertará.

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