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A LA ÚLTIMA

No es mucho Babel, en el cabo de Gata

Publicado por
ERNESTO S. POMBO
León

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RECONOZCAMOS nuestra ignorancia, aunque tambiés cierto que tampoco se puede saber de todo. Pero desconocíamos que los asesinos, los secuestradores, los torturadores, los terroristas; desconocíamos en definitiva que los descerebrados también son unos guasones. Lo acabamos de descubrir con el último comunicado de la banda terrorista ETA, que nos ha dado el fin de semana. Y es que si no fuera por todo el drama que arrastramos, sería como para morirse de risa. Porque tiene guasa, y ahora que estamos a punto de celebrar el antruejo es de auténtica chirigota, que los que se han dedicado durante muchos años a pegar el tiro en la nuca, los mismos que activan el coche-bomba, nos digan lo que tenemos que hacer. Según ellos tenemos que ir al «diálogo y a la negociación» y «dar pasos sin esperar a nadie». Y si hacemos esto, y como la banda ya está «satisfecha» por el cambio de actitud que aprecia en algunos agentes sociales, pues puede que mejoren las cosas y que hasta incluso se decidan a anunciar una tregua. Dicho de otro modo. Si hacemos lo que ellos mandan quizá se porten un poco mejor de lo que se han portado hasta ahora. A los terroristas etarras les ocurre lo que a miles de españoles en los últimos tiempos. Que se han creído eso de que el Estado se ha rendido a sus exigencias y que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está más próximo a ellos que a sus víctimas. Los asesinos se han creído los que les cuentan desde la otra orilla, es decir que España se ha puesto de rodillas, pidiéndoles una tregua. Y por eso han llevado su postura al grado máximo de la bufonería, si es que los mil muertos que han dejado por su siniestro camino nos consienten esta licencia escrita, evidentemente, con todo el respeto. A los asesinos hay que decirles, con extrema claridad, para ver si son capaces de entenderlo, únicamente tres cosas. Que nosotros pusimos el Estado de derecho. Que los muertos también los hemos puesto nosotros. Y que nosotros ponemos el sentido común, la legalidad y las normas. Ellos sólo tienen que poner las armas encima de la mesa. Que no es mucho.

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