El paisanaje
Demasiado ruido
CUANDO EL RÍO suena los viejos suelen añadir que «agua lleva», refrán que algunos dan por bueno ahora para las listas del PP cara a las próximas municipales. Pero eso era cuando a Franco le soltaban los salmones a la vera del corcho de la caña y al que no picaba lo mandaba fusilar. Hacía unas cestas en el No-Do -entonces no había telediarios- que pesaban, como mínimo, el doble que él y doña Carmen Polo juntos, cosa que para los rojos de la época no tenía mayor mérito: ayudas del guarda forestal aparte y descontando en báscula los collares de la dama, según cierto joyero de Oviedo, hubiera bastado con un salmonete. Y no como las salmonas que se le daban tan bien por libre a un tal Cascos mientras perseguía al campanu . No hay color, dicho sea en favor de éste último y, sobretodo, de éstas últimas. En aquellas procelosas aguas le echaban igualmente a Franco, para que picara también él, la tira de alevines de ministros y subsecretarios, ansiosos por morder el anzuelo y el cargo: todo aquel que sonaba iba, por lo general, a la cesta. Hundido el yate Azor y su patrón -ya eran ganas de confundir pájaros con merluzos- y llegada la democracia, las cosas son distintas. Viene esto a cuento de que en el PP leonés hay más pescadores que barbos -o cargos- y, encima, carecen de la sabiduría que caracteriza a todos los pescadores desde los tiempos de San Pedro: a saber, la paciencia. Cuentan los periódicos, aunque no hay que hacerles demasiado caso, porque cambián de opinión todos los días -por un euro qué más se puede pedir- que el alcalde Amilivia debe cambiar el sillón por otro de diputado, dejando que se siente en la alcaldía el presidente de la Diputación, don Javier García-Prieto, el cual, a su vez, deja de presidenta a la presidenta del PP local, Isabel Carrasco, que tiene el mando a distancia. Sirve para mandar, y punto. Con respesto al resto de la tropa que pueda desfilar detrás como concejales, pedáneos, procuradores autonómicos, etcétera, en plan relleno de cocido maragato, hay más nombres que también suenan en la garbanzada, aunque a fuego lento, como en Casa Maruja: no en vano quedan aún dos años para las municipales. Como se venía diciendo, en cuestiones de caza y pesca los tiempos han cambiado. Antaño se decía «fulano suena para ministro» y, zas, a la mochila. Mientras que a menudo ahora, cuando suena uno para alcalde o lo que suene, puede que sólo sea un reclamo al que acribillen las escopetas de los suyos, fuego amigo le llaman a eso, las más de las veces para poner a otro, que, como se descuide también, lleva lo mismo plomo en el ala. De la época de UCD y cuando las primeras elecciones municipales a uno todavía le remuerde y duele un gran titular que escribió personalmente en este mismo periódico y que ponía «Manuel Cancelo Rodríguez, virtual alcalde de León», fiándome de las filtraciones del partido. Y, como es natural, a Cancelo, buen amigo y presidente de la cooperativa de consumidores Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, lo acribillaron los suyos a perdigonadas. Luego la Fele puso en su lugar a un tal Juan Morano, que fue el amo del coto durante casi dos décadas. Bastante tiempo después servidor volvió a caer en el cepo y, ya mandando el PSOE, escribíó:«Fulano de tal suena mucho para gobernador, ya que, aunque procede de la UCD, es también de los socialdemácratas de Fernandez Ordóñez, el cual se ha pasado de ministro a Felipe González, y tal y cual». Lo masacraron los nuestros igualmente y volví a perder otro amigo, cuyo nombre no se pone aquí por respeto y porque ya falleció. Tarde, aunque es de esperar que todavía a tiempo, uno procura espabilarse. Así que cuando le dicen que al amigo Amilivia le va a guindar la alcaldía nuestro común amigo Javier García-Prieto para dejar hueco en la Diputación a la colegui Isabel Carrasco, procuro quedar bien con todos por aquello de no perder más amistades. Y me limito a escribir lo que sigue: punto «A», en el PP tiran con bala; punto «B», cuerpo a tierra, que vienen los nuestros; y, punto «C», nunca se vio tanta buena pieza salir corriendo. Probablemente antes de tiempo, así que se han puesto todos a tiro del PSOE. Franco, que cazaba a los rojos como a conejos cuando era el único guarda de su finca, llamada España, «por la gracia de Dios», cosa que no tenía gracia ninguna, cada vez que le decían «hemos localizado una madriguera con equis número de comunistas» recomendaba paciencia a los suyos con astucia de furtivo. Luego, escopeta en mano y tranquilamente, se limitaba a esperar que asomaran las orejas. Le da a uno en la nariz que éstos del PP de León, comparados con los lebreles del PSOE y Zapatero, un águila para estas cosas, no pasan de gazapos.