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Gente de aquí | Retorno al valle de Fornela

«P» resucitó a los 32 años

Los vecinos de Trascastro viven atónitos el reencuentro con su madre de un hombre que abandonó el pueblo fornelo hace más de tres décadas y que nunca más volvió a dar señales de vida

Publicado por
M. Enríquez - corresponsal | fornela
León

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Después de tres décadas sin noticias de él, su familia y sus amigos en el valle de Fornela prácticamente lo daban por muerto aunque fuera en vida. Unos y otros se habían resignado a no volver a verle jamás. Hasta que hace sólo unos días, en medio de una gran nevada, «P» regresó a Trascastro (Peranzanes) para abrazar a su madre y reencontrarse con parientes, viejos compañeros y con un paisaje fornelo casi olvidado. P.A.G., que ahora cuenta 54 años, dejó el valle a los 22. Era el mayor de tres hermanos y una vez cumplido el servicio militar reunió sus pocas pertenencias personales para buscarse la vida lejos del pueblo. Desde entonces no volvió a dar señales de vida. Ahora asegura que no lo hizo porque no disponía de teléfono y también por su falta de apego a escribir cartas. El paso del tiempo hizo el resto y convirtió la incomunicación en un iceberg monstruoso que sólo el calor del amor de su hermana y la casualidad han logrado derretir. Desde el momento de su partida la familia no volvió a saber de él. Desapareció sin dejar rastro. No contactó en ningún momento con la familia ni tampoco con persona alguna del valle de Fornela, a pesar de que los fornelos, como los gallegos, dien que están en todas partes del mundo. Su padre se fue a la sepultura con la certeza de que su hijo le había precedido. Y ese mismo sentimiento había arraigado ya entre la familia. En la segunda quincena de enero, sin embargo, el joven que había partido lleno de ilusiones, retornó a Trascastro convertido en un cincuentón al que tuvo que «empujar» su hermana, «la pequeña», para dar un abrazo a la madre y al resto de sus familiares y vecinos. Su hermana la pequeña fue la que por azar, y a través de unos amigos, descubrió que su hermano, del que no sabía nada desde hace más de 32 años, vivía y trabajaba en Barcelona. La mujer, que reside en Madrid, supo de la existencia de su hermano, según relató un vecino de Trascastro, «por un amigo de unos amigos suyos». Éste les contó que conocía a gente de León, de un pueblo del entorno de Fabero y más concretamente de Trascastro. Al interesarse por el nombre de esa persona, dando por hecho que la conocería, la sorpresa fue monumental cuando su interlocutor pronunció el nombre de su hermano. Rápidamente inició un viaje a Barcelona para constatar que «P» estaba vivo. Le esperó a la hora de entrar al trabajo y le abordó interrogándole sobre su identidad. Por si sabía quién era ella. El contestó afirmativamente, como si nada: «Eres mi hermana, la pequeña». A partir de ese momento ambos hermanos prepararon su regreso al Bierzo. Especialmente para organizar el encuentro con su madre Edelmira, muy delicada de salud. Esta vez el teléfono sirvió para concertar una visita relámpago a Trascastro del hijo pródigo, que tras permanecer una semana con su madre se volvió a Barcelona. Pero eso sí, con el compromiso firme de volver para el verano. Con todo, y pese al enorme regocijo por el reencuentro, ni su madre ni ningún familiar quiso realizar declaraciones sobre el acontecimiento. «Lo importante es que está vivo», cuenta la mujer a sus convecinos.