CRÉMER CONTRA CRÉMER
La piel del oso
HA SONADO LA HORA del reparto. Sin esperar a que el oso electoral sea abatido. Los aficionados a la caza, tienen prisa. No porque sospechen que el animal desaparezca, sino porque la ambición de muchos de los numerarios de la operación les arrebate «el puesto que tienen allí». En León, como se debe suponer que igualmente en el resto de los cotos políticos de caza, los llamados ya han dado ese paso al frente que al menos puede servirles de autopropulsión. Todos los que fueron, quisieran seguir ocupando su puesto, pero los elegidos solamente serán aquellos que consiguieron atraer la atención del capitán de la hueste. Y son estos últimos momentos de concentración, ya con el olor de la pieza al alcance de sus facultades, los más tensos, los más disputados, aquellos por los que es el cazador entregaría el alma. Se nota en el cuerpo nacional con un temblor producido precisamente por la tensión, algo así como cuando el matador se dispone a cobrarse la pieza. Y desde el puesto venatorio que se les haya atribuido en anteriores ejercicios o sencillamente obedeciendo los impulsos de su propia vanidad, considerándose los más idóneos, los más leales y los más convenientes para la ocupación del puesto, escopeta al brazo, no tienen reparo ni rubor en proclamarse candidatos a cobrar la pieza y conquistar el cargo. En este pequeño poblado leonés se venían preparando los detalles para la gran cacería desde hacía mucho tiempo. Y justo es decirlo, en la Ciudad nadie ignoraba lo que se cocía en cada cocina. Se citaban figuras dotadas de esa condición del buen cazador, que consiste, entre otras, en tener vista y paso ligero. Y se barajaban puestos y cargos y beneficios como si nos encontráramos en una de esas ferias a las que nos apuntamos por ver «si cae algo». Y el presidente de la Diputación, Don Javier García Prieto, es desplazado o ajustado a la nómina estricta del Municipio. El que no fue mal presidente y dio muestras sobradas de su capacidad para el ojeo, para la estrategia y para la fidelidad al cargo, podría ser, quién sabe, tal vez, alcalde de León, sin contar con que Don Francisco Fernández, puede ocupar también un puesto de ojeo interesado en la operación. Se destaca en la sombra la figura del oso pardo. Todavía vivo, al que se le está despellejando. ¿Y si no ganamos, se preguntan los unos y los otros? Pues si no ganamos, se responden seguiremos como estábamos. Se mencionan, con un general dolor general, de un cambio profundo en la formación de adictos, de presuntos y de posibles gananciosos. Pero nada es seguro. Y se precisa el nombre de doña Isabel Carrasco para presidenta de la Excelentísima. ¿Y don Mario? ¿Qué vamos a hacer con don Mario? La situación es grave. Y por su tono un tanto esperpéntico, los electores de turno, recordamos aquella película titulada «La escopeta nacional», en la que también tanta ambición sin sentido intentaban obtener cuando menos un trozo de la piel del oso. Para los que serán jubilados habrá que preparar una sentida despedida, como se hace siempre, a la espera de que los unos y los demás se recuperen y vuelvan las aguas a sus debidos cauces... ¡Coña, qué tropa!