Diario de León

Ladreda-Campos considera que le han metido un «gol» al Ayuntamiento al permitir el culto católico bizantino

Agentes de policía prestaron servicio en el lugar el domingo

Agentes de policía prestaron servicio en el lugar el domingo

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Pedro Orive - león
León

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La asociación de vecinos Ladreda-Campos entiende que «alguien del Obispado le metió un gol al Ayuntamiento» al permitir la realización del culto católico bizantino en la capilla del Colegio de Huérfanos Ferroviarios (CHF), que es propiedad del gobierno municipal y la ha cedido al Obispado. El presidente del citado colectivo, Severiano González, relató el proceso mediante el que se les consultó su parecer sobre la posibilidad de ceder el local en cuestión para la celebración de este acto litúrgico por parte de los rumanos. «El Ayuntamiento se puso en contacto con nosotros como representantes de los vecinos y nos pidió que le expresásemos lo que nos parecía que este colectivo celebrase su rito religioso en la capilla del CHF», comentó Severiano González. La primera reacción de los representantes vecinales fue pedir unos días de plazo para poder consultar al vecindario y contestar convenientemente. Otro integrante de la asociación, Miguel Pedroche, expresó que «el concejal de Seguridad Ciudadana, Ángel Valencia, nos aseguró que la respuesta que le diésemos sería vinculante». Pero sin haber tenido tiempo para dar a conocer el resultado de su consulta, la asociación de vecinos recibió con estupor la noticia de que se había dado el visto bueno al Obispado para que aceptase la realización del culto. La consulta consistió en explicar mediante una carta los pormenores de la petición municipal. Ésta se distribuyó por varios comercios y cada uno expresó su opinión. En muy pocos días se recogieron cerca de 700 firmas, la gran mayoría de las cuales expresaron su oposición a permitir el culto. Aunque el permiso ya había sido concedido, el Ayuntamiento recibió estos resultados. Los directivos del colectivo vecinal Ladreda-Campos también dejaron patente que en todo este proceso lo único que se han limitado a hacer ha sido transmitir la opinión del vecindario. Tampoco quieren que este problema se traslade a otro barrio, por lo que piden al Obispado que «ceda uno de sus locales para este cometido» y dejan bien claro que «la actitud de los vecinos no es racista ni xenófoba y estamos dispuestos a buscar soluciones».

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