Diario de León

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PENSAMOS los viejos europeos con cierta altanería continental que los americanos (del norte nortísimo) son tontos de remate, macarras de verbo y muy desmesurados de hegemonía. Y creemos que, por lerdos, su fregado iraquí se les ha ido de la mano convirtiendo aquello en zarracina perpetua con cincuenta muertos diarios que se van al coleto del diablo hechos trizas. Sostenemos que la yanquilandia bélica va siempre de ganadora de salida, de grandona insufrible y, después, se les vietnamiza la cosa. Y nos decimos con cierta sorna viéndoles en su embrollo que no saben cómo salir del patatal. Ya la mangaron. Ya. Son tontos. Y seguramente imprevisores, ingenuos de vista y ciegos de poder. Ya. Aún admitiendo que sean tontos y baladrones, ¿a quién se le oculta que cuenta esa gente con la tecnología más sofisticada para suplir su supuesta carencia neuronal?... Disponen de una capacidad técnica de prospectiva que nos haría palidecer de pánico viendo cómo preven el futuro y dibujan encima lo que sólo en la oscuridad y el secreto de un cerebro se planea. Lo de Irak no sólo no se les va de las manos, sino que lo tenían perfectamente previsto. Nadie se engañe. Sabían de la existencia incivil y sarracena que enfrentaba y seguiría enfrentando aún más a los iraquíes de las dos corrientes islámicas antagónicas que se juraron odio eterno aún estando caliente en sus angarillas el cuerpo del primo o del cuñado de Mahoma o del yerno o algo así. A muerte. Sabían los americanos que, despachado el dictador Sadam de su retrete de oro macizo, perrearían entre ellos hasta desollarse el dogma. Y esto interesaba muy mucho. Diríase que incluso lo alientan, lo instigan metiendo cizaña y dólares para unos que se niegan al otro. Bush no mandó sus tropas a luchar contra los elementos; lo que espera es que se aniquilen entre ellos mientras su papel de gendarme le da derecho a empadronarse sine día en esta latitud del avispero árabe e islamista. No saldrá ese ejército de allí. No es sólo el botín del petróleo lo que le retiene. Costó mucho llevarlo. Y traerlo a casa, otro tanto. Afganistán les abrió la puerta y el ejército americano tiene calculado que el último portazo no lo dará en Irak, sino en Irán, donde los protones del miedo nuclear se recalientan... también de una forma prevista, calculada y... ¿consentida?

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