Diario de León

LITURGIA DOMINICAL

El grano de trigo

Publicado por
JOSÉ ROMÁN FLECHA ANDRÉS
León

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LOS campos están verdes y se anuncia en esperanza la próxima cosecha. La hierba verde hace presagiar las espigas granadas. El molino y la harina. El horno y el pan. La mesa y el convite. El grano de trigo se nos ofrece multiplicado en el fruto al que ha dado origen ¿Qué pasaría si un grano de trigo se negara a ser sepultado en el surco? Se alegraría de librarse de la oscuridad, la descomposición y la muerte. Pero permanecería estéril en su incontaminada soledad. Ya en tiempos de Jesús los rabinos empleaban la imagen del grano de trigo para referirse a la resurrección de los muertos. Si el grano se deposita desnudo en el seno de la tierra y vuelve a surgir revestido de nuevas vestiduras, con más razón se levantarán de nuevo los justos, que han sido sepultados con el vestido de su fe y sus buenas obras. En el evangelio de este quinto domingo de cuaresma, unos peregrinos griegos se acercan a Jesús. El Maestro proclama que ha llegado su hora y se atribuye a sí mismo esta imagen del grano de trigo. El sentido es un poco diferente. Jesús entrega su vida para que abunde la vida en el mundo. «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). El servicio El texto parece jugar a continuación con las ideas del servicio, el seguimiento y el premio. Así dice Jesús: «El que quiera servirme que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará» (Jn 12,26). - El servicio a Jesús no se reduce a prepararle alimento o vestido. En ese sentido le sirvieron Marta y María, pero también Judas. Según San Agustín, «sirven a Cristo los que no buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo». - El seguimiento de sus huellas, es una de las notas características del discípulo. Sigue al Señor quien lo imita en la generosidad y aun en la entrega de la propia vida. «Si da pan al pobre, debe hacerlo por caridad, no por jactancia», dice el mismo San Agustín. - Y el premio será necesariamente participar de su gloria. De nuevo escribe el Santo: «Amémosle desinteresadamente para que el premio de ese servicio sea el estar con él. Porque ¿dónde se estará bien sin él o dónde se estará mal con él?» La mirada El evangelio concluye de forma misteriosa: «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,22). ¿Cómo ignorar esta profecía de Jesús? ¿ Él es el elevado sobre la tierra. Jesús había dicho a Nicodemo que había de ser levantado como Moisés levantó en el desierto una serpiente de bronce sobre un mástil. Con esa expresión se alude sin duda a su muerte en cruz. Pero el levantado de la tierra es también el resucitado. Y el glorificado en lo alto de los cielos. ¿ Él atrae a todos hacia sí. Los que miraban a la serpiente de bronce eran curados de las mordeduras de las víboras, no por arte de magia sino en virtud de la fe. Esa fe es la fuente de la vida para todos los que vuelven sus ojos a Jesucristo. Nada tienen que perder los que orientan a él su mirada con esperanzada confianza. - Señor Jesús, grano de trigo entregado por nosotros, a quien vamos siguiendo por el camino, ayúdanos a servirte, sirviendo a nuestros hermanos, para que gocemos por siempre de tu compañía. Amén.

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