Día de las letras leonesas

«LA POESÍA es un jarrón de fresas/ muerdes y sale sangre» escribió una vez el poeta Agustín Delgado y a su modo acaba de decírselo a los alumnos del Colegio Marista Champagnat. Allí se ha celebrado un año más -y van veinte- el Día de las Letras Leonesas que es algo así como el día de la primera palabra, de la primera semilla, de la luz¿ Sí, es el día en el que algunos de esos privilegiados y privilegiadas que pueden aún inaugurar tantas emociones y vivencias ven y escuchan a un escritor vivo por primera vez. Llevar escritores a las aulas es como introducir imaginación en la vida, y calor en los cuerpos, y amor en la pasión. Por eso esta interesante iniciativa, este modo de hacer saber a los alumnos y alumnas del colegio que la literatura es eterna pero también actual y que los escritores son de todas partes pero también de aquí, constituye un ejemplo y una decidida apuesta educativa a favor de la vida despierta en estos tiempos de sonambulismo. Sí, la educación actualmente necesita innovadoras formas de enseñar a pensar y mirar. Más allá de los manuales, las enciclopedias y los libros de texto en la memoria emocional de los estudiantes con frecuencia queda eso, ese momento entrañable, vivo, distinto y como rescatado de la tiranía de lo normal. Por eso ciertos eventos repletos de contenido como el mencionado no sólo forman parte de la educación sino que constituyen su verdadera esencia. La elección este año de Agustín Delgado como homenajeado igualmente parece una excelente elección pues en ediciones anteriores ya pasaron por ese colegio los narradores leoneses actuales desde Pereira y Cárnicer a Llamazares y Merino, y luego también estuvieron los fundadores de Espadaña y los poetas de la generación siguiente como Colinas y Mestre, y no se podía dejar fuera a los miembros de la Revista Claraboya, tan importante dentro de la literatura leonesa. De entre los fundadores de Claraboya Agustín Delgado es un muy digno representante. El homenaje que se le acaba de hacer a este poeta leonés, un autor acaso no suficientemente conocido entre los jóvenes, puede tomarse pues como un excelente pretexto para que nos adentremos en su obra. En este sentido existe una antología del primer Agustín Delgado publicada por la Editorial Hiperión y titulada «De la diversidad», que se completa con otra en la Colección Barrio de Maravillas que lleva por título «Espíritu áspero». En ellas nos encontramos a un poeta imaginativo y que ha evolucionado, como Gamoneda y otros, desde la claridad cercana de su poesía popular y sus sansirolés a una oscuridad densa, criptográfica y estrictamente intuitiva que ha llegado al culmen en poemarios como «Mol» y «Zas». Dentro de los maestros casi pioneros que en León han defendido y propagado la poesía lírica se inscribe el nombre de Agustín Delgado, como alguien que con sus libros y su participación activa en la vida cultural leonesa de entonces nos ha ayudado a los jóvenes de hoy a llegar hasta aquí. Por eso este homenaje indirectamente también es un mensaje para que seamos siempre conscientes de quienes nos han precedido, de quienes son nuestros clásicos modernos, y que a ellos hemos de no negarles el reconocimiento y el agradecimiento. Nada más emocionante e importante que los homenajes de colegio; que los homenajes de base. En ellos quedan resumidos el pasado y el futuro y por eso a la vez están cargados de esperanza y de humanidad. Si se pudiera escoger en lo que se refiere a un homenaje tan juvenil y tan especial seguro que cualquier poeta preferiría darlo a recibirlo. Todos preferiríamos estar allí, en el patio de butacas con la mirada encendida y el corazón de par en par escuchando versos de ese autor consagrado¿ Todos quisiéramos volver a sentir la magia de escuchar algo sensible, inteligente y emocionante por primera vez. Eso es el Día de las Letras Leonesas. Quien lo probó lo sabe.