Diario de León

Cosas de aquí | Primera boda de un concejal gay del PP

Pepe y Nino dieron el «sí»

El edil de Cultura de Orense y su novio se casaron ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento de su ciudad entre un gran número de militantes del Partido Popular

Feijóo, a la derecha, y el presidente del PP orensano, Baltar (2 i)

Feijóo, a la derecha, y el presidente del PP orensano, Baltar (2 i)

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Mercedes Zabaleta Marta Vázquez - madrid redacción | orense
León

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La circunstancia de que la Semana Santa sea en abril en lugar de en marzo favorece a los destinos de la costa mediterránea, Baleares o Canarias, unos lugares que esperan colgar el cartel de completos esta semana, al igual que la mayoría de los alojamientos de turismo rural. De hecho, los propietarios de establecimientos de turismo rural prevén una ocupación del cien por ciento en un periodo que se ha consolidado como el agosto de este tipo de alojamientos. Aunque los españoles siguen fieles a su costumbre de reservar a última hora, en esta ocasión los más relajados pueden encontrarse con la sorpresa de que es prácticamente imposible encontrar una plaza entre el jueves y el domingo santo. Y es que los establecimientos de turismo rural, una opción claramente al alza en los últimos años, además de las delicias gastronómicas, el paisaje y la tranquilidad de los lugares donde se encuentran ofrecen la posibilidad de practicar deportes de aventura, rutas a caballo e incluso en algunos de ellos se puede aprender a hacer pan o acompañar a un pastor con su rebaño. Esta es, por ejemplo, la oferta de los establecimientos de las comarcas zamoranas de Tierra de Campos, Tierra del Pan y Norte Duero, que incluyen también tiro con arco, manejo de cometas o fabricación de adobes de forma artesanal. Muchos de los hospedados en estos hoteles podrán acercarse también a la capital de la provincia, que en estas fechas pasa de 60.000 a 300.000 habitantes, para contemplar el paso de las austeras procesiones, que obtuvieron el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Internacional en 1984. Andalucía, el otro gran foco de las procesiones de Semana Santa y con una amplia oferta playera, espera más de 1,3 millones de pernoctaciones, un 7% más que el año pasado, y un promedio de ocupación en torno al 84,6%, según estimaciones de la Junta. Málaga acapara casi el 40% del turismo en la región andaluza, seguida de Cádiz y Granada, con un 12% cada una. Además la ocupación hostelera en la costa, Baleares o Canarias se prevé en torno a un 90%, por lo cual será difícil encontrar una plaza para los cuatro días centrales de la Semana Santa. Según un sondeo elaborado por la revista Hosteltur , el sector turístico espera que esta semana sea buena y constata que el nivel de reservas es positivo ya que se ha incrementado sobre todo a finales de febrero con ofertas de las aerolíneas. Estancias de cinco días en Baleares por 300 o 400 euros o en Canarias por menos de 500 euros son algunas de las posibilidades anunciadas estos días por las agencias on line, un medio que ha registrado incrementos de más de un 100 por cien. También los principales aeropuertos verán incrementada su actividad y operarán cerca de 56.000 vuelos desde el pasado viernes hasta el lunes 17 de abril, 400 más que el año pasado, según cálculos de Aena. Decenas de miles de nazarenos acompañarán a partir de mañana y hasta el Domingo de Resurrección a las casi 250 cofradías que hacen estación de penitencia tan sólo en las capitales andaluzas, que se convierten en estos días en un hervidero de fieles y turistas acompañados por el olor a incienso y a cera. La música de las saetas, el recogimiento o el fervor de las cofradías y estampas tan clásicas como las mujeres vestidas de mantilla o el esfuerzo de los costaleros y penitentes son rasgos característicos de una fiesta que constituye uno de los principales atractivos turísticos de Andalucía, donde se espera una alta ocupación hotelera, que superará el 90 por ciento en algunas capitales. Puntuales y felices. Así lle-garon ayer al Ayuntamiento de Orense los novios más populares que se han casado últimamente en la ciudad de As Burgas. Les esperaban decenas de invitados -y muchos curiosos- ansiosos todos ellos por ser testigos no sólo de la primera boda gay que se celebra en la capital, sino también de la primera en España en la que uno de los contrayentes es un edil del Partido Popular. Pepe Araújo, concejal de Cultura del Ayuntamiento orensano, y Nino Crespo, su novio, supieron aprovechar muy bien la oportunidad que les ha brindado el Gobierno del PSOE, pese a que su partido votó en contra de la ley en el Congreso, y organizaron una boda en la que la lista de invitados ascendía a más de 400 personas, entre los que había políticos de todos los colores, caras conocidas de la sociedad orensana y muchos anónimos. Minutos antes de las dos de la tarde, los coches de los novios hacían su entrada en el recinto de la Plaza Mayor de la ciudad. Allí les esperaban muchos invitados, uno de ellos, el alcalde de la capital, especialmente emocionado. Él sería el maestro de ceremonias del enlace, a lo que en ningún momento ha puesto impedimento alguno. Más bien al contrario. «El Partido Popular no se cierra a estas cosas», comentaba Manuel Cabezas al ser preguntado por la oposición de algunos compañeros regidores a este tipo de celebraciones, reiterando incluso estar «or-gulloso de poder casar a un compañero». Apoyo oficial Buena prueba de que el partido no sólo no se opone a la boda sino que además la apoya, fue la presencia de los presidentes regional y provincial del Partido Popular en el enlace. Juntos -y después de que los novios ya hubiesen entrado- llegaron a las puertas del Ayuntamiento orensano Alberto Núñez Feijóo y José Luis Baltar, deseando además la mejor de las suertes a la pareja. «No tenemos un planteamiento claro de la libertad sexual y no sacamos rédito político de estas cosas», aseguró el líder popular gallego, que tuvo que ausentarse del banquete casi sin poder tomar el postre, debido a lo apretado de su agenda. Para entonces, Pepe y Nino ya se habían convertido en un matrimonio con los mismos derechos que cualquier otro, tras una ceremonia de apenas quince minutos a la que -a pesar de las reducidas dimensiones del salón de plenos- asistieron casi un centenar de personas. Algunos de ellos comentaron después lo emocionado -y algo extenso- que estuvo el alcalde al recordar la época en la que conoció a los novios, hace ya algunos años. La propia pareja, que no dudó en besarse cuantas veces se lo pidieron tanto los fotógrafos como sus propios amigos, aseguraba sentirse «muy feliz» tras la ceremonia, que calificaron de «normal». Además, Pepe y Nino quisieron dejar claro uno de sus deseos de cara al futuro: «Lo próximo que queremos hacer, dentro de un tgiempo, es adoptar un niño», aseguraron.

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