Regresan sin incidentes los miembros de la duodécima expedición a la ISS

Las naves rusas Soyuz siguen demostrando que son el medio más seguro y fiable para efectuar los relevos de las tripulaciones en la Estación Espacial Internacional (ISS). La Soyuz TMA-7 se posó ayer domingo, sin contratiempos sobre la superficie del desierto kazajo, a algo más de medio centenar de kilómetros de la localidad de Arkalik. A bordo viajaban el ruso Valeri Tókarev, el estadounidense William McArthur y el brasileño Marcos Pontes, el primer hombre que el gran país sudamericano pone en el espacio. La nave tocó tierra minutos antes de las dos de la madrugada (hora española), una hora antes de que en Kazajistán amaneciera. Pero la oscuridad no fue impedimento para que los helicópteros que forman parte del operativo de rescate hallaran de inmediato la localización del ingenio espacial. Los tres astronautas fueron extraídos del interior de la cápsula y abrigados con pieles para compensar la alta temperatura que acababan de experimentar, debido a la fricción del fuselaje con la atmósfera terrestre, y el frío reinante en el lugar del aterrizaje. Sonriente y animado El más sonriente y animado fue Pontes, que ha pasado sólo diez días en el espacio. Sus compañeros Tókarev y McArthur, que componen la expedición número doce de la ISS, llevan a la espalda seis meses seguidos de singladura cósmica y es normal que acusen con dificultad el brusco paso de la ingravidez a la atracción terrestre. Se da además la circunstancia de que durante la «reentrada» los astronautas sufrieron una sobrecarga superior a la prevista. Sin embargo, el primer reconocimiento médico, efectuado en el aeropuerto de Kustanái antes de partir en avión hacia Moscú, resultó «satisfactorio», según fuentes médicas de Roskosmos, la agencia espacial rusa. A primera hora de la tarde, Pontes, Tókarev y McArthur se encontraban ya en la Ciudad de las Estrellas, el centro de entrenamiento de cosmonautas que Roskosmos tiene en las afueras de la capital rusa. El primer astronauta brasileño de la historia ha llevado a cabo durante su corto vuelo espacial la misión Centenario cuyo programa incluía una decena de experimentos científicos y tecnológicos. Al parecer, el Estado brasileño ha tenido que pagar a Rusia la suma de 20 millones de dólares para que Pontes pudiera viajar a la ISS.