Filas indias

CUANDO suene el tararí, pónganse letras y frases en fila; y las que lleven capirote, con el cirio en la mano, que este artículo, contaminado de tan puro fervor como rezuma la calle, se va de procesión por su vereda veredita... Bulla ante templos. Inquieta la cofradía. La peña arde en emoción. Sonará chupinazo o cornetín de órdenes y se iniciará un encierro a cámara lenta, lentísima. Los caballos también. Las autoridades, no más de lo habitual. Desfila el ruido por su fuero. Los que pregonan su humildad anuncian su paso a tamborrazos. El tararí de las cornetas es una lanzada de Longinos Decibelio clavada en el pecho de las nubes que, por eso, rotas de emoción, a veces lloran... y a veces mean... como las buenas mozas, las que hacen poza. Hay que suspender el cortejo. Entonces en la cara de algún cofrade llueven lágrimas. Y entre cofradas, ni te cuén. Agua bendita, maldita agua... tararí, tararí, pon, pon, porrompompón, tararí, tarará... Jueves. Día grande y espesote. Calles embutidas. Al amanecer de mañana, la larga, la de los tres mil pasos. Jueves de luna gorda. Y preñadísima de primavera fría. La luna de abril es la de los últimos hielos. Y falta aún la nevadona pidiendo cera, que es cofrade. Jueves. Día del amor fraterno. Ya ves. Todos hermanos, fratres, frades, frays, freires, frailes. La fraternité en filas. Ya. Hileras, pero rangos. Braceros, pero jefaturas abaciales. Ya. Fraternité. ¿Y la egalité?... Va en otra procesión que desfila por las nubes. Entonces, de la liberté, ni hablemos... tararí, porrompón, tarará... Obleas se venden. Globos, otros tantos. Los apóstoles de la Cena ven un piolín de amarillo chillón volando ante sus narices. Los apóstoles no comulgan. Una panda de mamaos tarasquean en la acera. Los que disparan limonadas llevan colgadas al cinto algunas cabelleras con tirabuzones de indios hebreos. En miserias y trasbares campanillean las chapas con que la soldadesca de estos gólgotas se juegan la capa clámide del Cristo de la Bonoloto. Caerá la noche. Se tumbará borracha... de mística. La vigilia es papona del todo; a negar como sampedros. El que no se acuesta tardísimo se arrea un madrugón de piadosa legaña. Es noche para morderla en su aire. Pero el frío pasa los dientes en León. Mañana, otra vez, se oficiarán las Tinieblas. Todos a oscuras. Se fundió el misterio. Apagón en los cerebros.