CORNADA DE LOBO
Te repites
MALHERIDO ¿qué quiere decir?... ¿Herido malamente... o herido defectuosamente, no bien herido del todo?... Para que se haga justicia y paridad, el diccionario debería habilitar el término bienherido, de la misma forma que existen los de bienechor, bienhablado, bienandanza, bienteveo, bienmesabe, bienvivir o bienquiriente, que así de juntados en compuesto aparecen estos términos en la retahíla oficial de las palabras. Así que... malherido. Las palabras no siempre significan lo que dicen. Valga como ejemplo algo que repito a menudo, el verbo arrimar o arrimarse, que significa lo que significa, acercarse, aproximarse, juntarse o, apurando, apretujarse. Así es como lo entiende todo el mundo. Menos aquí... En alguna otra ocasión, sin duda, he escrito sobre la paradoja del arrimarse dicho en leonés y cazurreando. Al día siguiente vendrá algún bienintencionado que se percató de la redundancia y, con esa franqueza insultante y familiar tan nuestra me dirá «qué jeta, ¿no?, tío»... Y me advertirá de haberme pillado en un fraganti, gran renuncio, y le parecerá delito imperdonable. «Te repites, tío», insistirá perdonándome media vida. Ya, seguramente, le indicas: teniendo que sacar un rebaño de letras todos los días al monte, probable es que alguna vez repitan senda, pues no hay muchas veredas distintas que vayan desde la majada del columnista al monte en el que no todo lo que crece es orgasmo, orégano u organdí rizado. No repetirse es impensable. Empero, quien protesta y te denuncia con coña mala por repetir asunto, aunque no tratamiento, tolera complacido que en telediarios le repitan las mismas imágenes tres veces (cuatro, si es suceso grodo de tripas o cuchillada). O paga un entradón insultante cuando acude a un concierto de su cantante o grupo favorito en el que lo único que hará es repetir uno a uno todos sus conocidos temas. Las canciones se matraquean hasta el vómito. Y además les pagan por repetirse y plagiarse a sí mismos. Pero si lo hace un escritor, le ponen en el camino a la picota. El columnista está obligado a contar cada día algo nuevo, aguzar el caletre hasta la extenuación, ser ingenioso, brillante y renovado. Si no... Para la próxima reencarnación me he pedido cantante. Mientras, en cantamañanas nos quedamos. Pero en la próxima me repetiré. Aún no conté lo de arrimarse.