La gestión del lobo en Castilla y León, un ejemplo a seguir en la UE

Representantes de la Comisión Europea, la Consejería de Medio Ambiente y de regiones limítrofes se han reunido en Valladolid para completar el proceso de consultas y dar el impulso definitivo al Plan de Gestión del Lobo en Castilla y León, un documento en el que se ha contado con las opiniones y sugerencias de los colectivos de ganaderos, conservacionistas y cazadores, así como de técnicos, universidades y la UE, que será la encargada, finalmente, de examinar la compatibilidad entre este plan y las normativas comunitarias. Según explicó el consejero de Medio Ambiente, Carlos Fernández Carriedo, «la reunión que se celebra hoy tiene como objetivos garantizar el máximo nivel de excelencia de este Plan de Gestión del Lobo, y que sirva de referencia para otros planes europeos de similares características, concretamente en los casos en que se aceptara una cierta flexibilidad en la aplicación de la directiva europea». A estos efectos, la reunión contó con la presencia del jefe de la Unidad de Biodiversidad de la DG 11 de la Comisión Europea, Nicholas Hanley, así como del equipo de expertos de la Comisión Europea que está elaborando las directrices generales de los futuros planes de gestión de diferentes especies de carnívoros en Europa. Un delicado equilibrio Fernández Carriedo recordó que el lobo ha experimentado en las tres últimas décadas una evolución favorable ya que, en la actualidad, la población de lobos en Castilla y León es más del doble de la que existía entonces, con unos 1.500 ejemplares, distribuidos en más de 100 grupos familiares repartidos por las nueve provincias. Además, se han reducido los conflictos y las actitudes de venganza que pudieran existir, así como las consecuencias negativas sobre otras especies protegidas. El control de la especie en determinadas zonas, incluso a través de mecanismos cinegéticos, está demostrando de forma evidente que permite aumentar el número de ejemplares de la especie y garantizar su supervivencia. Durante su intervención, Nicholas Hanley afirmó que la gestión del lobo es un tema que está en parte cubierto por la legislación de la UE. Así, aunque la directiva Hábitat establece que en la mayoría del territorio comunitario es una especie protegida, reconoce que habrá situaciones en las que será necesario controlar la especie, especialmente cuando haya conflictos con intereses agrícolas y con la seguridad pública. Hanley explicó que la UE está interesada en trabajar con Castilla y León porque se quiere lograr un plan de gestión que proporcione un marco lógico basado en una buena comprensión científica de la especie y sea compatible con los intereses sociales y económicos. Esto permitiría a la Comunidad solicitar las derogaciones que permite la directiva para evitar los conflictos. Conviene recordar que la citada directiva considera al lobo como especie cinegética al norte del Duero y como protegida al sur del mismo, lo que dificulta su gestión. El responsable de la Unidad de Biodiversidad de la UE adelantó, además, que «creemos que el trabajo que se está desarrollando en Castilla y León supone una base muy sólida para esto y esperamos que en los próximos debates podamos llegar a una comprensión mutua para lograr ese delicado equilibrio entre conservación de las especies en peligro y las preocupaciones legítimas de ganaderos y otros colectivos que sufren los daños. Esta es la primera Comunidad con la que estamos trabajando de forma conjunta y creemos que el acuerdo que se pueda alcanzar será un modelo que pueda ser recomendado a otras partes de Europa que se enfrentan al problema de forma similar, para lograr la compatibilidad entre el lobo y los seres humanos».