Diario de León

Cosas de aquí | Las alternativas del campo leonés

Energía con flor amarilla

Los cultivos de colza, que la cooperativa Ucogal reintrodujo en la provincia de León como fuente para la obtención de biocombustible, entran en proceso de floración

Los cultivos de colza, en la imagen uno situado en Cabreros, llegan ahora a su proceso de floración

Los cultivos de colza, en la imagen uno situado en Cabreros, llegan ahora a su proceso de floración

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L. Urdiales - león
León

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La colza, especie que pertenece a la familia de la crucíferas, cultivadas desde hace mucho tiempo por las propiedades comestibles de tallos, semillas o raíces, se observa de nuevo en el campo leonés. Se estira tras las acequias de las vegas del Esla, en pleno proceso de floración, con tintes de amarillo intenso que alternan con los colores habituales en la primavera de las vegas del Esla. El regreso de la oleaginosa no tiene nada que ver con sus destino al consumo, como hace casi treinta años -cuando ocupó una superficie considerable al sur de la provincia, antes de la adulteración delictiva que relacionó para siempre el nombre de la planta al síndrome tóxico-; ahora forma parte de los cimientos del proyecto de obtención de biodiésel en la fábrica que llevarán a cabo las multinacionales Repsol y Acciona, con el apoyo agrario de la cooperativa Ucogal. Cien hectáreas abren la puerta a un futuro de la colza como fuente energética que ahora no observa límites. «En próximas campañas podremos llegar al medio millar de hectáreas, y así aproximarnos a la producción necesaria para la obtención de biosiésel a partir del aceite de colza», indica Matías Llorente, presidente de Ucogal, que aporta más pistas sobre las previsiones optimistas que se le otorga al nuevo cultivo en la provincia: «Hemos iniciado este año el cultivo de forma experimental, y la cosecha se va a transformar en las fábricas de EHN en Navarra. Observamos y experimentamos las distintas formas de siembra, para lograr los resultados más óptimos posibles». El 90% de la colza que crece ahora en los campos leoneses corresponde a la siembra de ciclo largo que se inició el pasado mes de octubre, y que concluirá con la cosecha de finales de junio. «Después cultivaremos en las mismas parcelas un girasol de ciclo corto», indica Llorente. El resto de la superficie de colza se desarrollará en un proceso más reducido de tiempo. En esas parcelas, las plantas levantan ahora una cuarta de la tierra. La colza será objeto también de un estudio científico para la mejora de rendimientos gracias al convenio de investigación para la obtención de biocombustible que apadrina el CDTI y en el colaboran Repsol, Acciona y Ucogal, entre otras sociedades y organismos. En la reintroducción de la colza en la relación de cultivos agrarios de León se cuenta como un acierto por la ventajas agronómicas que ofrece: sustenta las rotaciones basadas en cultivos de invierno (trigo o cebada) y esquiva el déficit de agua en el verano; permite dobles cultivos; cuando se planta con siembras directas ayuda a mantener el equilibrio en la acumulación de rastrojos; su raíz pivotante mejora la estructura del suelo, en sistemas sin cultivos estivales; aporta un efecto positivo en la mejora de rendimientos de cereales en rotación; y se adapta bien a la siembra directa. La relación de bondades se resume con el objetivo prioritario que incluye el presidente de Ucogal: «Nos va a permitir introducir un nuevo cultivo en rotación para optimizar la producción del campo», concluye Llorente. A pocos metros del lugar donde Repsol va a instalar la fábrica de biodiésel, que filtrará aceite de colza hasta covertirla en combustible, crece uno de estos campos. La novedad ha despertado el interés de los curiosos, que se acercan a las nuevas masas amarillas que pueblan el campo leonés (no confundir con rabanillos y otras malas hierbas que crecen en tierras de barbecho) para seguir de cerca cómo florece una fuente de energía.

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