Diario de León

Lhotse (8.516 metros)

«Sé escuchar a la montaña»

Una nueva tragedia, la caída de un italiano en una grieta de hielo, no arredra al montañero leonés en su aventura. «Confío plenamente en mí», afirma convencido

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Jesús Calleja
León

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Amigos, una vez más es un placer contaros de primera mano el desarrollo de mi expedición a la cuarta montaña mas alta del mundo, el Lhotse de 8.516 m. El día 1 de mayo la cascada se ha cobrado una nueva víctima. Y de nuevo la imprudencia ha sido el desencadenante. Un grupo de italianos decide ascender al campo I en lo que parece un espléndido día, y lo es. Pero lo que no se puede hacer es empezar a escalar la cascada cuando el sol cobra mayor fuerza e incide directamente sobre el inestable hielo. Y ocurrió la desgracia. Uno de los miembros de la expedición se cae en una grieta después de que el suelo se abriera a su paso. El pobre italiano escalaba sin los crampones puestos, sin el arnés afianzado a su cuerpo, y por lo tanto sin poder asegurarse a la cuerda fija que está instalada. Su estado es muy grave una vez que se le ha rescatado. Sufre roturas múltiples por todo el cuerpo, órganos internos dañados con hemorragias, y traumatismo craneoencefálico. Por consiguiente pérdida de conocimiento y constantes vitales al límite. Y lo peor de todo es que el tiempo ha empeorado y el helicóptero no pudo aterrizar el día 1. Su futuro es muy incierto. A pesar de la tecnología, estamos indefensos ante un grave accidente. El volar o no del helicóptero puede ser la vida o la muerte. La víctima se llama Walter Berardi, tiene 39 años y tres hijos, nacido en Macullaga. Sin quitar lo apenados que nos sentimos todos los escaladores, hay que reconocer que la imprudencia ha sido gravísima. No pasaría de un susto si estuviera anclado a la cuerda y llevara los crampones. No podemos culpar a nadie y menos a la cascada del Kumbu. El problema es que mucha gente viene a estas montañas a doctorarse sin haber estudiado la carrera. Siento mucho ser duro pero es la pura realidad. Se da la casualidad que el año pasado en mi anterior expedición al Everest, tal día como el pasado 1 de mayo y a la misma hora, otro escalador perdió la vida en idénticas circunstancias. El destino es caprichoso y ha querido que la historia se repita de la misma manera. Algunos no quieren escuchar, ni ver lo que las montañas anuncian a voces. Ya son cuatro las víctimas. Espero que sean las últimas, y los escaladores tengan prudencia y sobre todo paciencia. También quería contaros que después de la tragedia de los anteriores tres serpas, se me ocurrió hacer una colecta entre todos los escaladores que nos damos cita en el campo base. Al principio pensé que sería una tarea complicada, pues explicar la idea a personas de diferentes culturas y costumbres podría resultar compleja. Pero sin dudarlo me decidí a visitar todos los campamentos, pues hay que recordar que este campo base es común para el Everest y el Lhotse, y por lo tanto podría alcanzar una sustanciosa cantidad de dinero para entregárselo a las familias de los fallecidos. He dedicado el día a esta tarea y el resultado final ha sido satisfactorio, y espero recaudar una buena cantidad de dinero. Lo sabré en unos días cuando me entreguen el dinero los diferentes grupos. Yo me he comprometido a visitar a las familias cuando termine mi expedición y repartir esta donación en nombre de todas las nacionalidades aquí presentes. Pero al final he conseguido el objetivo de unir a todo el campamento por la misma causa. Ayudar a estas desgraciadas familias. Ha sido otro día triste, pero no influye en mi estado de ánimo para alcanzar la cima del Lhotse, porque sé a ciencia cierta que estos accidentes son totalmente evitables. Mi experiencia lo atesora. Por lo tanto continúo con mi expedición sin que me tiemble ni un ápice el pulso. Confío plenamente en mí, y sé escuchar a la montaña. Este es mi mejor seguro de vida. ESCRIBE:

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