Diario de León

Diario de una aventura Desafío extremo Lhotse (8.516 metros)

Bajo los rigores de la altitud

Convencido de sus posibilidades de terminar con éxito la aventura, el montañero leonés narra el período de aclimatación y algunos peligros que esconde la montaña

Publicado por
Jesús Calleja
León

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Estimados lectores, una vez más un placer comunicarme con vosotros a través de la magia de los satélites. Hoy quiero describiros cómo será la escalada al Lhotse. Paso por paso. Hasta hoy habréis observado que sólo he narrado hasta el campo I campo II, y campo III. Os preguntaréis por qué no avanzo. La respuesta es que el organismo tiene dos fases de aclimatación. Una llamada fase de adaptación en la que el cuerpo todavía no ha generado el número de glóbulos rojos necesarios para escalar sin morir en el intento estas altitudes extremas. Este es un proceso lento que conlleva diferentes episodios desagradables como frecuentes dolores de cabeza, vómitos, mareos, taquicardia, y dificultad para respirar. A quien no haya estado sometido nunca a los rigores de la altitud le diría que en ocasiones te encuentras como si estuvieras pasando una gripe muy fuerte y con estados febriles. Hay que recordar que sólo en el campo base, a 5.350 metros, te falta el 50 por ciento del oxígeno que vosotros ahora en España respiráis. Luego está la segunda fase, cuando ya han pasado al menos 22 días desde la primera exposición a la altitud. A partir de esta fase, en teoría podríamos alcanzar las cotas de más de 8.000 metros, minimizando los riesgos de un posible edema cerebral o pulmonar que son los problemas más frecuentes. Para alcanzar el mejor estado de aclimatación, hay que subir y bajar frecuentemente desde el campo base a los dos primeros campos de altura, es decir Campo I (6.060 metros), y campo II (6.400 metros). Aquí es donde mejor se aclimata, aunque es bueno alcanzar algo más de los 7000 metros al menos una vez. Listos para llegar a la cima Cuando pase este proceso, en total un mes y medio, estamos, en teoría, listos para el ataque final a cima. Ahora dependemos de tres factores: primero el clima, segundo las fuerzas que nos queden y tercero la concentración mental. El organismo al cabo de un mes y medio también esta deteriorado. Por otro, lado hay que vencer el miedo a traspasar esa barrera de la muerte situada a partir de los 7.500 m, en la que simplemente te puedes morir. Ahora que sabéis la agonía que supone ascender a más de 8.000 metros, (en mi caso serán exactamente 8.516), os describiré la ruta a seguir. El Lhotse es la cuarta montaña más alta del mundo con sus 8.516 metros pero además es, de los 14 ocho miles, la que cuenta con menos rutas de ascenso, concretamente dos. La ruta sur, terriblemente difícil, sólo ha sido escalada una vez, mientras que la ruta norte-occidental es algo menos compleja. Esta última será mi ruta. Técnicamente, es bastante más complicada y expuesta a más peligros que el Everest. Por alguna razón es, junto al Kanchenjunga, la montaña menos escalada de los míticos 14 picos de más de 8.000 metros que hay en el mundo. Hay contabilizadas alrededor de 160 ascensiones. Y yo pretendo ser uno más que engrose esa escasa lista, sólo que no estoy dentro de ninguna expedición organizada, con toda la infraestructura que conlleva, pues sin duda el trabajar con varios escaladores en equipo además de un buen numero de serpas, aumentaría el nivel de éxito. Yo me he plantado aquí solo con un serpa, y estoy convencido de poder tener éxito. Opiniones no compartidas por el resto de expediciones muy potentes que tienen el mismo fin. Por poner un ejemplo: los chilenos son un total de 14 escaladores (los mejores del su país), y 6 serpas muy fuertes. Yo he apostado una suculenta cena a que llego a la cima. Y más me vale porque si no me voy a arruinar ESCRIBE:

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