Un cómic autobiográfico divulga la realidad de la violencia de género

«¿Por qué este libro? Porque pensamos que llegaría de forma inmediata a mujeres y también a hombres, a todos, mucho mejor que un ensayo de 200 páginas». Así explicaba Silvia Querini, editora de Lumen, la publicación de Quiéreme bien. Una historia de maltrato, de la canadiense Rosalind B. Penfold. La obra, un cómic cuya portada la ocupa el dibujo de una mujer sin rostro, «que podría ser cualquiera», aborda el drama de la violencia de género de un modo especial, único hasta el momento, ya que las ilustra-ciones son la historia de su autora, oculta su identidad, y el infierno de su vida durante los años que pasó con quien ella bautizó como Brian, el dragón que calzaba pantuflas, como rezaba el título original. «Una de las preguntas más frecuentes es por qué seguí con esa relación tanto tiempo. Hace un año, Gloria Steiner dijo algo que da respuesta. Comentó que cuando uno lanza una rana a una cazuela de agua hirviendo, la rana salta fuera. Pero si el agua está templada y la vas calentando progresivamente, la rana no escapará porque no percibirá el aumento de la temperatura, y acabará hervida, muerta. Eso es exactamente lo que nos ocurre a las mujeres», explicó Rosalind, respaldada por su editora, quien subrayó que «no nos enamoramos de maltratadores, sino de hombres fantásticos que luego muestran su verdadera cara. Hay que saber leer los signos que, entre rosa y rosa, delatan a un maltratador. Y a eso pretende enseñarnos esta obra». Un libro tan especial merecía una presentación también diferente, por eso Lumen organizó un almuerzo entre Rosalind y un reducido grupo de mujeres que trabajan en España con las víctimas de la violencia sexista en todos los ámbitos. El encuentro reunió a mujeres como Encarnación Orozco, Delegada Especial del Gobierno contra la Violencia sobre la Mujer, o Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas. Porque Quiéreme bien es más que un cómic, un libro o una obra de arte, es también un instrumento con el que trabajar sobre la violencia de género en diferentes frentes, que abarcan desde la prevención hasta la toma de conciencia de las víctimas, pasando por la sensibilización con un problema convertido en cáncer social.