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¿QUÉ ES el arte?... A la pregunta lila del profesor contestó el alumno con gran frase doctoral: ¿Helarte?... Helarte es quedarte frío. Verdad de bulto parece. Totalmente fría se queda el alma pequeñina o la exclamación ante algunas obras a las que debería exigirse un tratamiento de «presuntas» como se hace con los delincuentes y estafadores antes de la verificación judicial de su fechoría (más de un artista es «fechor» convicto y confeso). El título de obra de arte o de artista lo da el tiempo en su pasar y en su pulir. No vale con que sólo lo diga el autor, su atribulada madre y el amiguete o ese crítico de criterio a la virulé que le encomia. Leo en los papeles: «Me encadenaré a las piezas como la Yhyssen». Quien lo asegura es uno de los artistas (presuntos) que montaron unas esculturas en la Virgen del Puente o el santuario de La Peregrina en Sahagún, (presuntas) obras de arte picudo al que llaman «land-art» o como quieran, simplezas de buen bulto que a juicio de no pocos estorban, pues no fueron retiradas al concluir el jápenin que las invitó a este corro del «art patata» o «tapín art». Y quieren, ¡exigen!, que sigan allí. Porque sí. Porque si no, se encadena el tío. Pues genial, porque concretamente la que está erecta (uy) y apabullando y contaminando la contemplación de las yeserías mudéjares (un tubo de ladrillos apilados que se pretende zigurat o chimenea o forno o pijo pinado o vete tú a saber) debería tener allí atado a su autor para que el visitante perplejo o espantado conozca personalmente al responsable y pueda proceder en consecuencia si lo estimara conveniente o necesario. Con su autor allí grapado la presunta obra tendría, además, vida, sería arte con latido, que también se lleva o se propugna. Pero si esa obra deja de estar subida por la cara a una joya morisca, ensalzada por el entorno y no por lo que es (que es nada), y la ponen por ahí en un rincón o camino, viene el servicio de limpieza o el que se cuide de instalaciones peligrosas y la barre, cosa que también pide el monumento peregrino que acaban de inaugurar en Mansilla, pues de estorbo horterilla, zoquete y plano tiene un rato... y también a no menos de doscientas chorradas de bronce, piedra obtusa o esculturas mobiliarias que crecen como fungipeste por todo lugar. ¿Quién se atreverá de sulfatarlas?...

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