Libertad de expresión

CON LENTITUD VERDADERAMENTE taurina, la vieja y desaparecida Asociación de la Prensa de León, se rehace, persuadida de que tal y como estaba consumiendo su vida se estaba condenando a desaparecer a perpetuidad. Y no es que la Sociedad, esta sociedad precisamente entre nosotros se estaba haciendo sin contar con nuestra colaboración, como si la profesión periodística fuera un beneficio gratuito que los verdaderos poderes ofrecían a sus practicantes y no resultara imprescindible, porque en el mundo de los suficientes, de los poderosos, nadie sino ello mismos, es imprescindible. Todo lo demás, y el periodismo también, solamente merecían el beneficio de ser tolerados. Como tolerados solamente incluso, los batalladores milites de la prensa no cejaban en su afán de estar, de ser algo realmente importante en una sociedad que, en realidad, ni les importamos ni desean nuestra existencia. Se limitan a tolerarla y en pelear por conquistarla hasta dominarla. Las Asociaciones de la Prensa, fundamentalmente están previstas de espíritu de sacrificio y de capacidad de resistencia y precisamente en estos momentos, en los cuales, se hace angustiosamente deseable el instrumento de la comunicación, es precisamente en estos momentos en los cuales en León concretamente parece como si la prensa y sus menesteres sagrados hubieran sido fulminados por alguna ley drástica, cuando la necesidad de contar con una Asociación unitaria y defensiva de los valores sustanciales de la Sociedad se hacen más necesarios. De ahí que necesitemos proclamar nuestro entusiasmo, nuestra vinculación, nuestra colaboración de hecho y de derecho a esta iniciativa, de la que, si encuentra los caminos que hacia la verdad, la justicia y la solidaridad social pueden llevarnos, será uno de los triunfos más importantes de los que la Sociedad española carecía, carece. Porque en España, con todo el peso democrático que se quiera atribuir, no existe una libertad de expresión real. Los que andamos por los vericuetos de los medios de expresión precisamente podemos comprobar que todavía no hemos sabido conquistar precisamente podemos comprobar que todavía no hemos sabido conquistar precisamente la imprescindible libertad de prensa y de expresión para sentirnos decisivamente libres: dependemos demasiado de agentes extraños, de autoridades, de patronedores de medios, de políticos manipuladores y ambiciosos para que podamos alardear de contar con una Prensa libre y con unos profesionales en la plenitud de sus derechos. A lo sumo nos sentimos sometidos a los prejuicios derivados de nuestra posición tributaria, de nuestra situación laboral y paralelamente de las presiones sociales, económicas y profesionales a las que estamos sometidos. Somos, todavía lo que la Sociedad nos permite ser. La Asociación de la Prensa Leonesa puede y debe erigirse en la fuerza natural que hacia el equilibrio democrático nos conduzca. Ya el poema arábigo lo advertía: «El que no maneja armas para defender su cisterna, verá los bordes de ésta destruidos».